La inflación de Venezuela crece pavorosamente. En su informe Panorama Económico Mundial del segundo semestre, el FMI indicó que para este año se prevé que este indicador ascienda a 652,7% y para 2018 se proyecta 2.349,3%.
«La intensificación de la crisis política en Venezuela pesa mucho sobre la actividad económica, que se espera que se contraiga más de 10% en 2017, en tanto disminuye la producción petrolera y aumenta aún más la incertidumbre», indicó el Fondo.
Venezuela atraviesa una severa crisis económica desde 2014, cuando cayeron los precios internacionales del crudo, fuente del 96% de sus divisas. La debacle generó una aguda escasez de alimentos y medicinas, y fue agravando la situación política, deteriorada en el último año en medio de protestas que dejaron 125 muertos.
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El FMI subió a 1,2% su previsión de crecimiento Producto Interno Bruto (PIB) para América Latina en 2017, aunque advirtió sobre la disparidad entre los países, en particular, por la aguda recesión de la economía venezolana.
El organismo mantuvo el pronóstico de crecimiento económico regional de 1,9% para 2018, en línea con su proyección de julio y con la recuperación de la economía mundial, pero a la baja con relación a sus previsiones de hace seis meses.
«Aunque el crecimiento se está manteniendo en América Central y fortaleciendo en promedio en el Caribe, la demanda interna en gran parte del resto de la región sigue mostrando bajo rendimiento y algunos factores de idiosincracia juegan un papel crucial en la conformación de perspectivas sustancialmente diferentes entre los países», apuntó.
Entre estos factores, además del caso de Venezuela, el FMI mencionó las incertidumbres en México vinculadas a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) a instancias de Washington, la persistente inestabilidad política en Brasil y la implementación del acuerdo de paz para poner fin a más de medio siglo de violencia interna en Colombia.
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