Petróleos de Venezuela perdió el reconocimiento internacional en el control y manejo de los derrames de hidrocarburos desde hace 20 años. Hoy exhibe un récord alarmante de accidentes que se triplicaron al pasar de uno mensual en 2017 a 3 en lo que va de año, aseguraron fuentes del sector.
El problema de los derrames en Pdvsa se evidenció a partir de febrero de 2012 con el accidente en el río Guarapiche (estado Monagas) que todavía deja ver la fuerte secuela de daños en el ecosistema”, afirmó el biólogo Alejandro Álvarez, coordinador de la Coalición Clima 21, según reseña un trabajo en el diario El Nacional.com.
El silencio y la poca transparencia en la información de la empresa dificultan a los expertos ambientalistas conocer los alcances de los eventos, “los cuales la mayoría de las veces trascienden al público porque no se puede ocultar un derrame en un río, ya que la corriente del agua lo esparce”, dijo.
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“Este fin de semana se reportó en las redes sociales la ocurrencia de un derrame en el río Morichal (Monagas). Sin embargo, hasta ahora Pdvsa no ha declarado sobre el asunto”, destacó el biólogo.
José Bodas, directivo de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela, precisó que desde hace siete años la petrolera no hace mantenimiento a los oleoductos que transportan hidrocarburos, ni el mantenimiento preventivo como la protección con rayos catódicos para prevenir la corrosión. El sindicalista deploró el silencio oficial sobre Morichal.
Tampoco se examinan las líneas con rayos X para detectar fisuras o sus posibilidades, lo cual hace que 90% de las tuberías de la industria petrolera esté propensa a filtraciones y escapes que solo cuando son evidentes Pdvsa les hace el mantenimiento correctivo.
“Todo esto explica el aumento de los derrames. El año pasado se reportaba uno mensual, en lo que va de año se registran tres”, insistió el dirigente de la Futpv. Declaró que la presencia de manchas de petróleo en tierra por corrosión de la tubería o desgaste de las válvulas y llaves es la constante en la industria.
Otra situación, agregó, que afecta la velocidad de respuesta ante los siniestros es la falta del personal especializado, como los integrantes de las cuadrillas de atención a los derrames, debido al éxodo de trabajadores que se van por los bajos sueldos y por las malas condiciones laborales.
Las empresas contratistas de saneamiento se resisten a alquilar a la petrolera los equipos para atender los derrames –camiones de volteo, excavadoras o bacons para succionar el crudo– porque no les paga.
Álvarez destacó que por la falta de mantenimiento Pdvsa exhibe una alta tasa de accidentes con respecto a hace 20 años, cuando cumplía estrictamente los planes de control y contingencia contra derrames ocurridos dentro y fuera de Venezuela.
El ambientalista recordó que una muestra de respuesta adecuada fue la extracción rápida del crudo derramado en ríos como el Catatumbo (Zulia) producto de las voladuras de los oleoductos ejecutadas por la guerrilla en Colombia.
El derrame más impactante de 2018 sucedió el 7 de julio en el complejo operacional Jusepín, también en Monagas, y cuya respuesta tardía de las autoridades ocasionó que cayera crudo en el río Guarapiche, lo cual obligó a suspender el servicio de agua potable en Maturín, lo que afectó a más de 400.000 vecinos.
Fuentes petroleras que solicitaron entonces no mencionar sus nombres señalaron que lo de Jusepín se supo porque no se podía ocultar la mancha de petróleo en el río Guarapiche. “El siniestro ocurrió el viernes en la madrugada, pero el gobierno lo dio a conocer en la noche”, reveló una de las fuentes.
Bodas precisó que, según la información de los trabajadores, aproximadamente 2.000 barriles de crudo llegaron al Guarapiche y hasta la fecha Pdvsa no ha presentado el informe final del accidente.
