Ruptura de AD con la MUD profundiza fraccionamiento de la dirigencia opositora

Bloques de la disidencia no han presentado estrategias claras para lograr el cambio político

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El secretario general de Acción Democrática, Henry Ramos Allup, confirmó que la tolda blanca dejó la Mesa de la Unidad Democrática. Descartó que la ruptura se produzca en malos términos y aludió a «problemas administrativos» dentro de la coalición.

Desde ayer, miércoles, corrieron rumores sobre la separación. Fuentes anónimas explicaron a varios medios que AD se había cansado de la inacción en la MUD. Ramos Allup hizo el anuncio formal en declaraciones a la prensa desde la Asamblea Nacional, donde se realizaba un acto conmemorativo del 5 de julio de 1811.

El diputado y expresidente del Parlamento descartó que el partido planee participar en diciembre en la votación para consejos municipales. Anunció que realizarán una gira nacional para buscar soluciones a la crisis generalizada.

La salida de AD disminuye aun más la unidad en el liderazgo opositor. Se produce casi un año después de que Alianza Bravo Pueblo y Vente Venezuela anunciaran su ruptura con la MUD para formar Soy Venezuela, alegando diferencias irreconciliables sobre los métodos para lograr el cambio político. Avanzada Progresista fue expulsada de la alianza por ir en contra de la decisión unitaria de abstenerse en la votación presidencial de mayo pasado. Con esto la MUD queda reducida a Primero Justicia, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo, la Causa R, el Movimiento Progresista de Venezuela y Proyecto Venezuela.

Ninguno de los bloques en los que se ha fragmentado el liderazgo opositor ha podido presentar a los ciudadanos una estrategia clara para avanzar hacia el cambio político. Tampoco han sido capaces de movilizar a la población. Cada uno enfoca sus mensajes en objetivos: la MUD insiste en forzar al Gobierno a permitir elecciones presidenciales justas, mientras que Soy Venezuela optó por hacer a Nicolás Maduro a dimitir antes de cualquier comicio. Sin embargo, los pasos para alcanzar estas metas brillan por su ausencia, más allá de generalidades expresas como «presión nacional e internacional».