El petro podría terminar siendo un émulo del peso convertible cubano

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El movimiento político que gobierna Venezuela desde 1998 no disimula que su principal fuente de inspiración en el manejo de la cosa pública es el régimen comunista cubano. Una economía planificada centralmente, expropiaciones, racionamiento de bienes de primera necesidad, fusión entre el Estado y el partido gobernante, represión de protestas, persecución y encarcelamiento de opositores son algunas prácticas de La Habana replicadas por Caracas. La llamada «criptomoneda» petro pudiera ser una entrada más en esta lista.

Presentada desde finales del año pasado como solución a la durísima crisis económica, el Gobierno insiste en imponer su activo digital en cada vez más transacciones nacionales e internacionales, a pesar de que este se encuentra sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Algunos economistas advierten que, mientras el valor del bolívar se desploma, Venezuela pudiera estar transitando hacia un sistema bimonetario, en el cual los maltrechos billetes con rostros de próceres convivirán con el petro.

¿En qué otro país se implementa una política económica tan peculiar? Una pista: es una isla del Caribe gobernada por las mismas personas desde hace casi 60 años. En efecto, en Cuba hay dos signos monetarios codo con codo: el peso cubano y el peso convertible. El primero de estos es la moneda tradicional de la nación, usada por la enorme mayoría de los ciudadanos para sus operaciones cotidianas. El peso convertible fue introducido en 1994, hacia el cierre del Período Especial, una época de contracción económica severa y muchísima escasez de prácticamente cualquier producto (aun para los estándares isleños). En paralelo se permitió a los cubanos usar el dólar estadounidense.

Luego de un endurecimiento de las sanciones norteamericanas a Cuba, las autoridades comunistas decidieron acabar con la circulación del dólar en 2004 y establecer una paridad entre este y el peso convertible de 1:1 que hoy sigue siendo la regla. El uso del peso convertible está limitado y solo algunos cubanos pueden acceder a él. Se emplea sobre todo en el muy reducido ámbito de las transacciones privadas en la isla. Un peso convertible equivale a 25 pesos cubanos ordinarios.

En cuanto al petro, hasta ahora sigue rodeado de tinieblas y nadie tiene claro del todo cómo funcionará. Pero si coexistirá con el bolívar sin que su uso se masifique (cosa difícil de ver en el país con el peor servicio de Internet del hemisferio y en el que los apagones son recurrentes), pudiera terminar pareciéndose más al peso convertible cubano que a otra cosa.