Dos ingresos mínimos legales no llegan ni a 10% de la canasta alimentaria de diciembre

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Los venezolanos empiezan a entender (y a padecer) lo que significa la hiperinflación, más allá del concepto académico, gracias a las implicaciones que supone para sus bolsillos. La brecha entre los precios de los productos más básicos y los salarios es cada vez mayor: en diciembre, la Canasta Alimentaria Familiar (CAF) alcanzó los 16.501.362,78 bolívares, según cifras del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

La cesta está diseñada para incluir todos los alimentos fundamentales para una familia promedio de cinco integrantes durante un mes. Si se asume que solo dos de ellos trabajan y devengan ingreso mínimo legal, al final de enero este hogar habrá tenido un ingreso total de Bs 1.595.020 (dos salarios con sus respectivos bonos). Este monto permite apenas comprar 9,67% de la CAF de diciembre.

Lo peor es que la inflación se ha mantenido a lo largo de enero, lo que significa que cuando esta hipotética familia cobre sus dos ingresos mínimos legales completos, podrá adquirir un porcentaje aún menor de la canasta.

Contar con el subsidio mensual de la Tarjeta de Hogares de la Patria o de la Tarjeta Chamba Juvenil ayuda poco, pues apenas suma Bs 190.000 mensualesl. Lo mismo ocurre con los demás bonos que el Gobierno ha ido emitiendo desde diciembre (Niño Jesús, Reyes Magos, etc.).

El Gobierno ha intentado frenar la caída del poder adquisitivo de los venezolanos (que considera parte de una «guerra económica» fomentada por sus enemigos) con una emisión reiterada de este tipo de bonos. Pero expertos coinciden en que, al no tener respaldo, los mismos generan aún más inflación.