Las venezolanas siempre se han caracterizado por su belleza a nivel mundial, pero hoy la crisis económica les ha producido un revés: muchas mujeres han decidido cortarse el cabello para venderlo y poder comprar comida o medicamentos para su familia.
El precio del cabello varía según la longitud, pero en un país donde el salario mínimo es de seis dólares, muchas se sacrifican para obtener en 20 dólares y así poder mitigar la escasez y la inflación que se vive en el país.
Una decena de intermediarios de ambos sexos, que son conocidos como los «arrastradores» esperan a unas 200 mujeres al día en el puente fronterizo en San Antonio para hacerles las propuestas y llevarlas al primer poblado que se encuentra en el territorio colombiano, muchas de ellas aceptan las propuestas con la intención de llevar algún sustento para sus hijos.
«Pensé ‘Que sea lo que Dios quiera, yo me voy a cortar mi cabello’, lo tenía demasiado largo. Lo voy a vender primero están mis hijos, el cabello crece», señaló Crismary González a la agencia Reuters recientemente.
Con información de La Verdad de Maracaibo.
