Economistas ven difícil que con el actual gobierno se pueda lograr condiciones favorables para refinanciar la deuda pública, en particular porque la falta de confianza entre los tenedores de bonos requerirá de condiciones muy onerosas y costosas para la república.
“Con el actual gobierno veo difícil que haya un refinanciamiento no solo porque eso iría contra la ideología sino porque los mercados no confían en él”, aseguró la economista Anabella Abadí, al ser consultada sobre un posible plan para reducir el peso de las acreencias del país.
Este miércoles, el diputado José Guerra informó que en breve presentará un programa de refinanciamiento de la deuda externa venezolana, ante las evidentes dificultades que presenta el país para cancelar compromisos que este año ascienden a cerca de 10.000 millones de dólares.
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Abadí recordó que la estrategia de canje de bonos de Pdvsa realizada el año pasado no tuvo los efectos esperados, y por el contrario complicó la confianza en el país para futuros swap.
“Tendrían que ofrecerse condiciones muy buenas para que los tenedores puedan aceptar la moratoria”, dijo la economista, al tiempo de recordar que históricamente se ha demostrado que los cambios de gobierno mejoran los perfiles de la deuda, pues hay la creencia de que un nuevo gobierno tomará las medidas que el anterior no ejecutó.
Por su parte, el economista Luis Zambrano Sequín recordó que el marco legal vigente hace imposible acometer un refinanciamiento sin un previo acuerdo político, que haga posible que la Asamblea Nacional apruebe la operación.
Señaló que en lo que corresponde a la deuda del gobierno central, todo refinanciamiento debe ser autorizado por la AN y que solo los entes descentralizados pueden realizar procesos similares sin el consentimiento del parlamento.
En este sentido, destacó el gobierno pudiera buscar refinanciar la deuda de Pdvsa de forma unilateral, algo que a su entender se quiere hacer con el cambio de las condiciones en las empresas mixtas de la faja del Orinoco.
Asimismo, dijo que el Banco Central de Venezuela pudiera intentar colocar en el mercado secundario los bonos que posee, una operación que sin embargo dejaría pérdida al país pues tendrían que ofrecerse con grandes descuentos de su valor nominal.
Sin embargo, Zambrano cree que una estrategia así apenas lograría captar unos 500 millones de dólares, un monto muy bajo para los grandes apremios de dinero fresco que tiene el gobierno.
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