En conmemoración del Día Mundial de la Hepatitis, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una preocupante advertencia acerca de la necesidad de combatir la propagación de esta enfermedad, que podría superar la mortalidad combinada de la malaria, la tuberculosis y el VIH/SIDA hacia el año 2040.
La OMS ha lanzado una campaña de concienciación bajo el lema «Una vida, un hígado», con el ambicioso objetivo de eliminar la hepatitis tipo C como problema de salud pública en los próximos siete años.
Según los datos proporcionados por la OMS, cada año más de un millón de personas fallecen a causa de la hepatitis, siendo los tipos B y C los más letales. Sorprendentemente, de los 350 millones de personas que padecen la enfermedad en la actualidad, solo el 10 % y el 21 % de los casos, respectivamente, han sido diagnosticados.
En el caso de la hepatitis C, que es curable mediante terapias orales, solo un 13 % de los diagnosticados ha recibido el tratamiento curativo. Esta cifra desciende alarmantemente al 2 % para las personas diagnosticadas con hepatitis B crónica.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, hizo hincapié en la preocupante situación: «Millones de personas viven con hepatitis sin haber sido diagnosticadas ni tratadas en todo el mundo, a pesar de que disponemos de las mejores herramientas para prevenir, diagnosticar y tratar esta enfermedad».
DETECCIÓN Y VACUNACIÓN PARA FRENAR LA TRANSMISIÓN MATERNOINFANTIL
Para evitar nuevas infecciones y muertes por hepatitis B y C, la OMS ha recomendado facilitar el acceso al tratamiento para todas las mujeres embarazadas que viven con hepatitis B, además de suministrar vacunas contra esta enfermedad a los recién nacidos.
Los objetivos propuestos por la OMS incluyen diagnosticar al 90 % de las personas que viven con hepatitis B y C, así como garantizar el tratamiento para el 80 % de las personas diagnosticadas.
La transmisión de madre a hijo durante el embarazo es la forma más común de hepatitis B, principalmente en regiones como el Pacífico Occidental, África y el Sudeste Asiático. Detectar la presencia de hepatitis B en mujeres embarazadas mediante pruebas es fundamental para frenar esta transmisión.
Sin embargo, un reciente informe de la OMS reveló que solo el 78 % de los países estudiados (64 de 82) cuentan con una política nacional sobre pruebas de detección de la hepatitis B durante el embarazo. Además, solo la mitad de esos países (32 de 64) han implementado efectivamente estas medidas en las clínicas de atención prenatal. La falta de detección y prevención en estas áreas representa un riesgo significativo para la transmisión de la enfermedad de madre a hijo.
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