La industria de molinos de trigo en Venezuela se enfrenta a grandes desafíos debido a la creciente importación de harina extranjera, lo que ha llevado al cierre de varias empresas nacionales debido a la falta de rentabilidad. Según la Federación Nacional de la Industria de la Harina (Fetraharina), actualmente solo quedan ocho molinos en funcionamiento, en comparación con los 12 que solían existir en el país.
Juan Crespo, presidente de Fetraharina, advirtió que el mercado venezolano está saturado de harina turca. Esta importación libre de impuestos está perjudicando seriamente a la industria nacional.
«Cuestionamos el hecho de que se esté beneficiando a empresas extranjeras con las importaciones en lugar de fortalecer la producción nacional. Actualmente, estamos enfrentando desempleo, falta de contratos colectivos y ausencia de mejoras salariales», afirmó Crespo.
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En los últimos años, se ha producido el cierre de varias empresas, incluyendo Molinos Nacionales Monaca y Cargill en Maracaibo, así como el molino Cargill en Cumaná y su fábrica de pasta asociada.
«El último ejemplo de cierre es un molino ubicado en el oeste de Caracas, donde se producían 30.000 toneladas de trigo, generando 300 empleos directos«, explicó Crespo.
Crespo señaló que esta situación también afecta a sectores cercanos como la panadería y la pastelería, ya que muchos profesionales venezolanos han optado por emigrar.
«Estamos presenciando una diáspora laboral, ya que la mayoría de panaderos y pasteleros se están mudando a Curazao y Aruba, donde pueden ganar entre 120 y 150 dólares al día, mientras que en Venezuela los salarios más altos apenas alcanzan un promedio de ocho dólares diarios», concluyó.
Con información de Prensa de Lara
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