Cristian Assinelli: El candidato de Maduro, Evo y Cristina para apoderarse de la CAF

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Cortesía

El socialismo del Siglo XXI enfrenta grandes problemas de financiamiento y creen haber encontrado el “dorado” en el Banco de Desarrollo de América, la CAF. Más de 15 mil millones de dólares para la cartera crediticia justifican tamaña cruzada revolucionaria.

Hasta ahora podría decirse que la única experiencia de integración exitosa de América Latina, corre el grave riesgo de caer en manos de la izquierda radical latinoamericana. Cristina Fernández, Evo Morales y Nicolás Maduro han emprendido una estrategia para apoderarse del citado banco, desde hace más de tres años, arremetiendo contra el ex presidente, el peruano Luis Carranza, contra quien orquestaron una campaña de desprestigio y ataque permanente en el seno del Directorio. El autor material de esta arremetida fue precisamente Cristian Asinelli, flamante candidato a presidir la institución, en un proceso que debe llevarse a cabo el próximo 5 de julio.

La renuncia de Carranza, inducida por esta campaña de presión da lugar a un proceso de elecciones anticipado en un momento muy complejo para la región latinoamericana debido a los embates de la pandemia no sólo desde el ámbito sanitario sino desde lo económico y social.

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El reto que tiene el Directorio de CAF es elegir con estrategia e inteligencia al próximo presidente de la institución con la capacidad suficiente para preservar el prestigio, calidad técnica y solvencia financiera que requieren sus países miembros en esta coyuntura tan compleja que se está viviendo.
La pregunta del millón de dólares es si el candidato propuesto por la izquierda radical cuenta con las credenciales para ello.

Haciendo un poco de historia vale recordar que Assinelli ingresó al equipo de CAF, nombrado Director Corporativo de Desarrollo Institucional por Enrique García, como forma de devolver un favor político al gobierno de Cristina Fernández, en 2014, con un presupuesto para proyectos que oscilaba los 3 millones de dólares anuales.

En una institución con una cultura de estabilidad del personal, con un promedio de permanencia de los funcionarios superior a los 15 años, resulta extraño que el mencionado Director no recibió el botón de 5 años. Y la respuesta no está en que lo hayan nombrado en otro organismo multilateral, como suele suceder con funcionarios de ese nivel, no que fue llamado por su gobierno para ejercer alguna cartera importante.
En este caso su salida respondió a manejos poco transparentes de los recursos que disponía su dirección para llevar a cabo proyectos de fortalecimiento institucional. Funcionarios que ya no están en la institución, cuentan que sobre Asinelli existen serios indicios de manejos irregulares. Por un lado, se habla de gastos en viajes y viáticos que excedieron los 500 mil dólares anuales, lo cual chocaba abiertamente con la política de austeridad que impulsaba la nueva administración. Además, se dice que ofreció un contrato de consultoría, por más de 300 mil dólares, a quien hacía las veces de tutora en su tesis doctoral (estamos tratando de entrevistar a la consultora), y una conducta permanente de saltarse los procesos internos para ofrecer contratos de asistencia técnica y consultoría a sus allegados.

Ahora bien, ¿por qué Asinelli llega a postularse a tan importante cargo, sin haber sido Ministro, tener obra escrita y solo con la experiencia laboral de ser legislador y ostentar cargos de segundo nivel en la administración de Cristina y Fernandez? Acá aparece la figura nada más que del mismito Papa Francisco. Asinelli dice, y lo ha demostrado, que es amigo personal del Papa y ello le ha servido, junto a una habilidad para construir aliados en el campo de la izquierda radical y su ambición desmedida a lanzarse por la joya de la corona de la integración latinoamericana.

Este camino para llegar a coronar sus aspiraciones ha estado lleno de triunfos como lograr la salida de Carranza y su nombramiento como candidato por encima de Beliz, pero también ha tenido tropiezos como la negativa del Directorio (12 votos contra 6) de postergar más allá del 5 de julio las elecciones para permitir la incorporación del ministro de finanzas del gobierno de Pedro Castillo.

Y en ese camino no podían faltar los desatinos, como lo es el aval de Venezuela a su candidatura. Desde el punto de vista ideológico de una izquierda radical, trasnochada y profundamente ineficiente para resolver las brechas sociales de la región no hay mejor apoyo que el de Venezuela, pero de cara a ganar esta elección en donde concurren países que sí son democráticos, velan por los derechos humanos de sus ciudadanos y entienden que buena parte del éxito de una institución como CAF reside en su reputación para poder contar con una calificación positiva que permita al captación de recursos financieros, es muy extraño que la candidatura de Asinelli haya estado avalada por el gobierno de Nicolas Maduro.

El gobierno de Maduro no es reconocido por muchos de los países miembros del directorio; se encuentra en una situación de impago que ha obligada a la institución a ir descontando del porcentaje accionario de Venezuela el porcentaje que permite ir cubriendo sus obligaciones y Maduro es, junto a Ortega y Dias Canel, el mandatario más anti democrático y violador de DDHH del continente

En el camino de búsqueda de votos a favor de esta candidatura, se dice en los pasillos de la institución no que Argentina ha prometido a Venezuela financiamiento superior a 2 mil millones de dólares en los próximos dos años, para que pueda reconocer sus acciones, pagar su deuda y acometer nuevos proyectos.

Fernandez presume en conversaciones privadas, al igual que Asinelli, que cuentan con el compromiso del gobierno español, realizado por el mismo Pedro Sánchez, así como el voto de Portugal.

Y como parte de esta estrategia en donde “el fin justifica los medios” Argentina objetó la candidatura de Díaz Granado, argumentando que no podía recibir el aval del gobierno de Perú, porque ese país se encuentra en un proceso de transición. Este argumento no tiene ningún asidero legal, ya que Perú cuenta con un gobierno constitucional en plenas funciones, pero demuestra que el Señor Asinelli está dispuesto a romperse todas las tradiciones legales y los estatus de la institución con el fin de llegar a presidirla.

La pugna por el control de la CAF ha devenido en un lamentable proceso donde quedan muchas interrogantes: ¿puede una persona que ha sido separada de la institución por motivos que comprometen su integridad profesional llegar a presidirla sin que medie ninguna investigación sobre su salida y manejos al interior de la institución?; ¿permitirán los países andinos, quienes tradicionalmente han dirigido el banco, ya que en sus inicios se conocía como la Corporación Andina de Fomento, ceder a un país del Mercosur el control, sin contar con el apoyo de los países del sur?; ¿en qué momento España y Portugal cambiaron la política de no reconocer al régimen de Maduro, al apoyo a su candidato?

Más allá de lo que termine ocurriendo, la opinión pública debe estar muy alerta a lo que ocurre en la CAF. Sería nefasto para la región que dicho banco se transforme en un campo de lucha entre los populismos de América Latina y las democracias conservadores o de centro. Países como Panamá, Uruguay, así como España y Portugal deberían ser muy celosos a la hora de tomar decisiones y Argentina, si quiere dirigir el banco, debería buscar candidatos con mucho más currículum y experiencia, obviando el hacer de todos los escenarios multilaterales, batallas ideológicas entre izquierda vs el resto del mundo. CAF juega un rol fundamental como fuente de recursos y asistencia técnica para la región y requiere de un liderazgo técnico y a prueba de sesgos ideológicos que sigan garantizando la confianza de los mercados internacionales para captar recursos que apoyen las necesidades y brechas de la región.

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