Claves para Afinar la Negociación Gobierno-Empresas

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Las lecciones de la experiencia son las siguientes: el gobierno, hasta ahora, no había tenido la intención de negociar; sólo de dialogar, “sin agenda ni compromisos“; el Gobierno-PSUV han ido unidos a dialogar y aliados al sector militar, con apoyos internacionales de actores como Zapatero, Rusia y China; ha tenido amplios recursos; y tres objetivos muy claros: usar el diálogo sólo cuando está en problemas, comprar tiempo y para seguir haciendo lo mismo que le se le reclama.

Las claves para afinar una negociación enmarcada en la Venezuela de hoy son aprender de las experiencias y prepararnos para conducir una negociación casi imposible.

Por: José Antonio Gil Yepes.

Quienes han dialogado con esa Alianza Cívico-Militar han sido representados por los partidos, a veces con presencia de otros sectores en “el cuarto de atrás”; han ido con la esperanza de negociar, representantes gubernamentales muy hábiles han convertido la negociación esperada en un diálogo complejo, interminable e inútil; los partidos han ido poco cohesionados entre sí; sus alianzas locales e internacionales han sido debilitadas porque los partidos han suministrado información más basada en deseos sobredimensionados que en realidades; no han tenido suficientes recursos; y han partido, en la mayoría de los casos, de una premisa respetable pero no viable: “Cambiar a Quién Gobierna”, por la enorme diferencia en las cuotas de poder de cada bando.

Aprender de estas experiencias es necesario para poder manejarse en una negociación imposible, como define el profesor de negociaciones de la Universidad de Harvard, Deepak Malhotra a aquellas en las que una de las partes no tiene recursos ni poder, y ese es nuestro caso.

Las claves para una negociación casi imposible son la empatía (ponerse en la posición del poderoso para identificar cuál es su interés de fondo – qué necesita; el encuadre psicológico y la preparación del proceso de negociación. 

En cuanto a la empatía, las experiencias nos indican que la situación del gobierno en lo económico cambió pues sus malas políticas económicas lo arruinaron. De allí que está en graves problemas que desestabilizan al régimen por su desconexión con la población; por tener que ganar elecciones tomando ventajas y apostándole a la abstención, las cuales agravan el rechazo internacional y predisponen a más sanciones;  y porque ha provocado una emigración masiva que activa a los países receptores en contra de su gobierno. Ahora necesita recuperar la economía, para lo cual requiere cambiar su modelo económico y al empresariado para que lo haga; pero sólo lo necesitará mientras el empresariado tenga la empatía de mantenerse dentro de un agenda económica. 

En cuanto al cambio de encuadre psicológico que recomienda Malhotra, es evidente que el foco que estaba puesto en “Cambiar a quién gobierna” puede pasar a ser “Cambiar cómo se gobierna” cambiando las políticas económicas. Esto implica que, si bien el Gobierno-Psuv-Aliados Militares no aceptaría negociar temas como “entregar el poder, gobiernos de transición, cese de la usurpación”, etc.,  sí están dispuestos y necesitados de cambiar sus políticas económicas y para ello necesitan a otro interlocutor principal: el empresariado y sus aliados.  

La preparación de la negociación: Como decían mis profesores del Harvard Negotiation Proyect, James Sebenius y David Lax, las negociaciones se ganan en la preparación; antes de sentarse a negociar. Lo contrario es arriesgarnos a ser arrollados por las astucias de la contraparte; es decir que “el diablo está en los detalles.”

Lo primero a considerar por el empresariado en su preparación para la negociación es que puede dividirse. Afortunadamente ya se superó el divisionismo entre los que querían usar las cámaras para cambiar el gobierno versus quienes querían usarlas para plegársele. La realidad nos enseño que las cámaras ni sus federaciones son partidos políticos. De allí que el grueso del empresariado esté claro hoy día en aquello de que “zapatero a tus zapatos”. 

Otro riesgo divisionista proviene de que a todo gobierno autoritario le conviene más el inversionista extranjero y el allegado local que el nacional y no allegado. Se necesita tomar previsiones para evitar estos clivajes. 

Como primer factor de articulación interna, el empresariado cuenta con FEDECAMARAS, cuya función institucional es precisamente armonizar las diferencias entre todos los sectores económicos. Uno de los graves errores en que pueden caer las federaciones o cámaras sectoriales es pretender representarse por separado. En ese caso, vean el daño que le ha hecho a la política nacional la desarticulación entre los partidos de oposición. 

Evitar la diferenciación entre “allegados” y “no allegados” al gobierno. No podemos hacerle al chavismo lo mismo que él nos hizo a nosotros: discriminarnos. Más bien, incorporarlos como puentes mientras el negocio sea transparente.

Construir alianzas; empezando con los trabajadores, para que las propuestas económicas cuenten con la legitimidad que significa que los trabajadores acompañen a los empresarios en estas negociaciones. 

El otro aliado a incorporar en esta preparación y negociación son los partidos que siguen teniendo el oído de los gobiernos extranjeros que manejan las sanciones económicas contra Venezuela. El gobierno norteamericano bajo el liderazgo de Biden NO está interesado tanto en sancionar per se ni comparte el enfoque de su predecesor; “Cambiar el Gobierno”, sino en usar las sanciones como moneda de cambio en negociaciones económicas y políticas, paso a paso. Es dentro de este encuadre que Biden sigue reconociendo a Juan Guaidó. Conviene a todos que los partidos de oposición aprovechen sus nexos internacionales para apoyar las reformas económicas a cambio de ir reduciendo sanciones; y usar la misma lógica para plantear reformas políticas según la coyuntura; por ejemplo, insistir en que los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral sean seleccionados con estricto apego a las normas constitucionales, empezando por que no sean fichas o ex fichas de partido alguno; luego pueden exigir que la ONU, la Unión Europea y el Centro Carter sean testigos de la elección de gobernadores, a cambio de relajar otras sanciones y así sucesivamente.

Los apegados al cambio de gobierno como condición para cualquier entendimiento pueden considerar darse y darnos un moratorio a favor de cambios en el cómo se gobierna mientras duren las siguientes condiciones: El gobierno está re fortalecido en lo político; la poca articulación de los partidos opositores y sus pequeños tamaños no los empodera para intentar dicho cambio mediante fuerzas internas; no existe ninguna posibilidad de que sea removido por una fuerza física exterior; ni siquiera por una radicalización de las sanciones, tales como un bloqueo (ni siquiera Trump lo hizo). Entonces hay que considerar que la recuperación de la empresa privada y de los trabajadores y consumidores también representan un avance del pluralismo político, a través de la recuperación de los espacios de otros sectores democráticos.

 Si los acuerdos que mejoran la economía pueden recuperar parte del pluralismo, también pueden reconectar al gobierno-psuv con la población y re estabilizarlo. Esta disyuntiva política en cuanto a quién sale más beneficiado por rescatar la economía terminará resolviéndose en otro plano político: en función de qué los partidos políticos decidan cambiar su afán de poder por el afán de servir. Si este cambio lo hacen los partidos opositores, la recuperación económica contribuirá a que el país oscile hacia una democratización acelerada. Si son los partidos de gobierno quienes toman esta iniciativa, ellos mismos se inclinarán a revisar su modelo hegemónico hacia uno de mayor pluralismo también (Es imposible servir a la gente y ser hegemónico). Si este cambio no lo hace ninguno de los dos bandos, las mejoras en lo puramente económico nos inclinarían hacia un Escenario Chino; malo, pero comemos, y mejor que el Escenario Cubano, hacia el que hemos ido derivando por el afán hegemónico chavista y  la pugna planteada por los partidos de oposición en términos de ocupar “la Silla” sin tener las condiciones para lograrlo; en vez de ocuparse de llenar los enormes espacios vacíos que existen en esta tierra arrasada en la que el pueblo se muere de hambre.

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