Según un documento producido por la comisión de Economía de Consecomercio, pueden establecerse analogías entre lo que ha sido la comercialización de la gasolina de Venezuela y su actual aliado internacional Irán. En ambas naciones hubo subido al precio del combustible y también se ideo un esquema dual de precios, uno a precio subsidiado y otro a costos internacionales. Es lo mismo que hoy acontece en Venezuela y el equipo de la entidad gremial consideró que este mecanismo es inviable.
Por Elizabeth Ostos
El papel de trabajo producido por Andrés Guevara, José Miguel Farías, Rednaxela Sequera y Antulio Moya y al cual tuvo acceso Descifrado, señala que los precios del combustible en la nación islámica eran extraordinariamente bajos.
“En el año 2010, Irán tenía el segundo precio de la gasolina más bajo del mundo (0,10 dólares por litro), siendo superado únicamente por Venezuela. A dicho precio, el país persa no sólo dejaba de percibir ingresos por cada litro de gasolina consumida internamente, sino que sufría considerables pérdidas debido a que importaba la mayor parte de su combustible, dada su limitada capacidad de refinación”, señala el informe.
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De esta manera, el gobierno presidido en ese entonces por Mahmud Ahmadinejad, decidió controlar la venta de gasolina mediante el uso de chips en los automóviles, que imponían una cuota máxima de combustible a precios subsidiados. “Cada litro por encima de dicha cuota máxima debía ser pagado a precio internacional. Según el economista y profesor Francisco Monaldi, esta situación generó una serie de incentivos perversos que dieron lugar a un mercado negro que eventualmente hizo inviable este sistema, forzando su eliminación. Posteriormente, el gobierno decidió establecer un precio único cuatro veces mayor al subsidiado”.
Esta es una situación muy parecida a la que transita Venezuela en estos momentos. Para el equipo de asesores económicos de Consecomercio, “de la experiencia iraní podemos extraer algunas lecciones útiles para el contexto actual de Venezuela. Primero, es inviable que el país continúe con precios subsidiados de la gasolina, principalmente debido a la limitada disponibilidad de recursos para importarla y la baja actividad de las refinerías. Segundo, la existencia de un precio controlado y un precio internacional generan incentivos para el arbitraje y contrabando del combustible. Tercero, existen mecanismos, como la compensación directa a hogares y empresas que pueden ayudan a mitigar los efectos de una reforma de esta naturaleza, sin las distorsiones que implica la existencia de un mercado negro”.
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