Lo usado vuelve a tener salida comercial con los «recicladores ambulantes»

Este grupo vende mercancía, usada en su mayoría, en las calles de Caracas

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Cortesía

Las necesidades de los venezolanos se reflejan cada día en las calles y aceras, donde el ciudadano común sale a vender las cosas que no se usan en casa y las que consiguen como forma de pago por realizar ciertos trabajos.

Un sueldo mínimo en la actualidad es de 250.000 bolívares, que alcanza para comprar cinco kilos de arroz o un kilo de carne, por lo que muchas personas decidieron salir a la calle y convertirse en vendedores ambulantes para completar los ingresos.

En el centro de Caracas se pueden observar múltiples personas con mercancía de todo tipo, las calles de Quinta Crespo son tomadas en su totalidad por los buhoneros que se hacen llamar “recicladores” pues ofrecen al público objetos nuevos y usados que cubren alguna necesidad.

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Escapar de la policía para que no les quite la mercancía, cuidarse de los robos y las estafas es parte del día a día que viven ciudadanos que se dedican a este modo de economía informal como José Bautista, quien indicó que por las dificultades económicas se ve en la necesidad de trabajar de esta manera para cubrir los gastos de su casa.

“Muchos de nosotros no tenemos un trabajo fijo. Con un trabajo fijo uno resuelve más. Esto ayuda a llevar a diario la comida a la casa; un arroz, una pasta o siempre llegar con algo para los niños” indicó José Bautista.

Al ser consultado sobre la procedencia de la mercancía que venden, Bautista indicó que “la mayoría son cositas que nos regalan los vecinos, amigos que saben que uno vende acá y ayudan a llevar algo de comida a casa”, dijo.

Durante el recorrido se consiguió cargadores, zapatos usados y algunos nuevos, ropa, electrodomésticos, repuestos, celulares y accesorios varios.

En la mayoría de los casos los productos están usados pero se conservan, por lo que son aprovechados por algunos compradores, quienes al adquirirlos en tiendas se le hace cuesta arriba por el alto costo que tienen.

Ana Aguilar, acude con frecuencia a los reclicladores de Quinta Crespo. Ha conseguido a precios muy bajos productos que ha necesitado en diferentes ocasiones. “No todo se puede comprar acá como cremas de cuerpo o productos muy personales, pero en algunas ocasiones salvan a más de uno. Yo estaba buscando una andadera para mi nieto y en Plaza Miranda me estaban pidiendo entre $40 y $50 y acá la conseguí en $6, estaba usada pero aun operativa”.

No todo es venta pues existen también en las aceras quienes reparan ropa y zapatos como Juan Brito, quien ya tiene 3 años cociendo zapatos frente al mercado de Quinta Crespo. “Las zapatería y talabartería de la zona cobran un dineral por coser un zapato o poner una tapita y no es la idea, claro, ellos pagan alquiler nosotros debemos correr de la policía pero es cuestión de ayuda”.

Con información de 2001.

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