Venezolanos comen lentejas en todas sus formas para paliar el hambre

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La crisis económica y social que vive Venezuela coloca a la población en condiciones cada vez más extremas en todos los ámbitos, pero golpea de manera insólita la cotidianidad y el sostenimiento de sus necesidades básicas como medicamentos y la alimentación.

Precisamente en este último aspecto, los venezolanos han visto cómo, producto de la pérdida del poder adquisitivo ante la voraz hiperinflación y la escasez de los rubros para comer, tiene que recurrir a alternativas de alimentación antes ni sospechadas.

La caja de alimentos Claps que vende el gobiero a precios subsidiados, no resulta una solución a las necesidades alimenticias de la familia venezolana, puesto que llega con suerte, una vez al mes, y cada vez con menos productos con los que contaba en anteriores oportunidades.

Quienes reciben estos productos se quejan que cada vez llegan en estas cajas menos productos, que alimentos como la leche, las caraotas, el azúcar, el atún, desaparecieron cuando antes eran incluidos e incluso en varias unidades de cada producto.

Hoy la caja Claps ha sufrido el proceso de disminución que padece el país en su conjunto, sin embargo, amas de casa aseguran que lo que ha aumentado es la cantidad de lentejas que son incluidas (hasta 6 paquetes en algunos casos), por lo que el producto se consume reiteradamente durante la semana y se prepara en diferentes formas para no «aburrirse»

Así, las tradicionales lentejas se consumen en los hogares venezolanos en sopa, croquetas, albóndigas, nuggets, minestrone, entre otras formas de preparación. La creatividad venezolana sale a relucir en esta época de serias dificultades hasta para comer.

En los tradicionales memes generados producto de la visita de la actriz y enviada especial de la ONU a Perú, Angelina Jolie, para conocer la realidad de la migración venezolana en ese país, no faltó lo relativo al obligado consumo de lentejas para en algunos casos, no morirse de hambre.

Realidad que golpea el estómago

Lejos de ser motivo de risa, la realidad venezolana empuja a comer lo que se encuentre para paliar el hambre.

La nutricionista, experta en seguridad alimentaria y gestión del riesgo de desastres y consultora de Cáritas, Susana Raffalli, subrayó que en Venezuela hay graves irregularidades respecto a la adquisición de rubros alimenticios y acceso a servicios públicos.

Destacó que según las últimas encuestas de Cáritas, en las parroquias más pobres del país 85 % de los hogares han perdido hasta siete tipos de alimentos en su patrón, es una alimentación basada en dos o tres cosas solamente”.

Precisó que 53 % de los hogares está comiendo y comprando sus alimentos en un lugar que no es un mercado y agregó que “73 % de los hogares han pasado por algún tipo de privación nutricional, saltándose alguna comida o comiendo menos, y 39% que ha vendido algún bien familiar o ha enviado a alguien fuera para poder comer”, lamentó.

La especialista destaca en su mensaje que de acuerdo con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre otras instituciones, “el 63% ha emigrado por hambre”.