La ropa usada se convierte en la única opción viable por el bajo poder adquisitivo de los venezolanos

Un pantalón nuevo puede llegar a costar el equivalente a 11 dólares, por lo tanto se necesitan 11 meses de trabajo con salario mínimo para poder pagarlo.

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La tienda llena de ropa para dama ubicada en el centro comercial Único, una urbanización al este de Caracas, la zona por tradición con mayor poder adquisitivo, esconde uno de los dramas que viven los venezolanos, según reseñó infobae.com

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“Boutique su confidente” no es una tienda cualquiera, en la que los clientes pueden encontrar prendas a la última moda. Se ha convertido en la única opción para muchos caraqueños que solo pueden comprar ropa usada para vestirse a diario.

Son las 10.30 de la mañana del martes de la segunda quincena de enero, justo el día en el que en Venezuela las empresas pagan el salario a sus trabajadores. Las personas que se encuentran dentro de la tienda están enfocadas en revisar los largos percheros con la ropa que está ordenada por categoría: faldas, pantalones, blusas, vestidos de fiesta, zapatos y lencería.

Una usuaria de la tienda relató que en cada oportunidad que ha estado se gató el equivalente a 0,80 centavos de dólar a la tasa de cambio del mercado negro (la única manera de acceder a la divisa estadounidense), monto equivalente casi al 50% de su salario mensual.

El salario mínimo en Venezuela, con el último aumento decretado por el presidente Nicolás Maduro el pasado 31 de diciembre de 2017, equivale a 0,99 centavos de dólar a esa misma tasa de cambio del mercado negro que fluctúa a diario de acuerdo a la oferta y la demanda. Con el salario mínimo, un venezolano ni siquiera puede comprar un cartón de huevos que tiene 36 unidades.

Un pantalón nuevo puede llegar a costar el equivalente a 11 dólares, por lo tanto se necesitan 11 meses de trabajo con salario mínimo para poder pagarlo.

La resignación es el sentimiento dibujado en el rostro de quienes entran y salen de la “Boutique su confidente”, en un país que a causa de un modelo político y económico que no quiere ser rectificado por el gobierno sufre las consecuencias del llamado socialismo del siglo XXI.

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