Hasta 30 minutos deben esperar los consumidores en los comercios del estado Vargas para pasar la tarjeta de débito al momento de cancelar la compra.
En el pan de cada día se han vuelto las fallas de la plataforma Credicard que tienen a los comerciantes perdiendo ventas,según reseña una nota del diario La Verdad.
Los compradores prefieren retirarse a tener que pasar largo rato en espera del tan anhelado “aprobado” de la transacción.
“Como nadie tiene efectivo y quien tiene no quiere gastarlo se produce esta larga cola. Muchos se aguantan porque no tienen como resolver, pero el resto se va. Desde hace unos 15 días la caída de las líneas suceden hasta dos veces por día, en ocasiones por espacio de una hora, sobre todo los puntos Banesco y Exterior. Hemos optado por meter a la gente por lotes y cerrar la puerta porque al tener tanta gente en el negocio es fácil hasta que nos roben”, dijo un comerciante de Catia la Mar.
Señaló que su manejo de efectivo se ha reducido en más de un 60% y a veces “es hasta difícil dar el vuelto porque no tenemos billetes. No sabríamos ni siquiera cómo hacer si alguien nos paga con un billete de Bs. 100 mil”..
Este colapso de la plataforma y la sobrecarga de transacciones ha averiado incluso algunos equipos en los locales donde aseguran no poder sustituirlos porque se consiguen solo por los “caminos verdes” y sobre los Bs. 9.000.000.
Mientras tanto los usuarios han tenido que resignarse a que una compra diaria simple amerita de hasta dos horas. “Primero está la cola para entrar al negocio, luego para pedir y finalmente para pagar y nada más en esta última fase se van como 30 minutos. Todos los puntos de venta parecen estar muertos y en el banco no aparecen los billetes”, dijo Alejandra Gómez.
Con la falla en los puntos, la falta de efectivo y el aumento de sueldo muchos comerciantes han preferido cerrar los domingos, por los que al término del fin de semana son contados los locales donde abastecerse y los embudos de cola son cada vez más notorios. Así se pudo apreciar ayer en Maiquetía y Catia la Mar.
