En el estado Nueva Esparta, la pesca, una vez próspera, ahora se enfrenta a tiempos difíciles. Los pescadores, tanto pequeños como a gran escala, se ven obligados a vender sus implementos de trabajo debido a la falta de rentabilidad en la industria.
La escasez de diésel para embarcaciones, los altos costos de los insumos y las dificultades para acceder a recursos básicos han llevado a una situación crítica.
Según el Consejo de Pescadores Artesanales de las Piedras de Juan Griego, en Marcano, la faena se ha convertido en una actividad que opera a pérdida. Los altos precios de los motores fuera de borda y las reparaciones necesarias son simplemente inasequibles para la mayoría.
Además, los gastos operativos, como el combustible y los aceites para motores, añaden una carga adicional a los pescadores.
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Esta crisis no solo afecta a los pescadores individuales, sino también a la flota a gran escala. Lisandro Digi, presidente de Anepav, señala que el 40% de la flota pesquera está en riesgo debido a la falta de combustible.
Muchos barcos se encuentran parados, incapaces de salir a faenar debido a la falta de recursos. La espera para cargar combustible puede extenderse por meses, lo que agrava aún más la situación.
Las soluciones propuestas incluyen la reactivación de estaciones de combustible como «La Loba» en Chacachacare, así como políticas estatales que se ajusten a la realidad actual de la industria pesquera.
Mientras tanto, el gobierno destaca modestos crecimientos en la producción acuícola, pero para los pescadores que luchan por subsistir, estas cifras distan mucho de resolver los desafíos inmediatos que enfrentan.
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