La debacle económica venezolana, que comenzó en el año 2013, ha coaccionado a millones de ciudadanos a emigrar, dejando atrás a sus familias y en ocasiones -esos parientes están- sin compañía.
La crisis no solo ha tocado el bolsillo de los venezolanos sino también las emociones. La semana pasada un joven de 24 años se intentó suicidar lanzándose a los rieles del metro de Caracas y es un caso público pero la prensa tradicional -tv, radio, periódicos- no suele reseñar esos incidentes. Sin embargo, ahí están.
Ante el fenómeno social que fue dejando la recesión económica, un grupo de profesionales creó, hace cinco años, la Fundación Vivamente. Y han asegurado que la depresión y la ansiedad están entre las principales problemáticas de sus pacientes.
Pero Luis Morello, director de Psicología Ocupacional de la ONG, explicó a Descifrado que las personas muestran mejorías evidentes ante la asistencia médica.
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«Se observa el progreso de las personas que asisten a la consulta, quienes en un principio sienten que no pueden manejar la situación problemática y poco a poco van generando cambios, tanto en la comprensión de lo que les pasa como en la forma de afrontarlo», detalló Morello.
El cambio de cada persona repercute en la sociedad, pero se requiere interés del paciente para generar un cambio en si mismo. Morello precisó que «si la persona se compromete con su proceso y asiste a las consultas y trabaja de la mano con el psicólogo, el cambio es sorprendente y su efecto en el entono, sea familiar, social o laboral, se siente».
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