«Es probable que la situación de la seguridad alimentaria en Venezuela se deteriore aún más como resultado de la hiperinflación y el endurecimiento de las sanciones internacionales”. Así lo afirma el informe de advertencias tempranas sobre la inseguridad alimentaria aguda (marzo-julio de 2021) de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Los organismos internaciones prevén que “los niveles de inseguridad alimentaria aumenten significativamente, más allá de los registrados en el año 2019, cuando alrededor de 9,3 millones de venezolanos padecían inseguridad alimentaria”, según la escala CARI del PMA.
Al mismo tiempo, aseguran que la inflación de los alimentos se situó en un 1.700 % a finales de 2020, incrementada aún más por la constante depreciación del bolívar.
Premisa
Ante esta realidad, ¿cómo hacen los venezolanos para alimentarse?
Valeria Castillo, licenciada en Nutrición y Dietética, validó que el venezolano promedio está priorizando lo que consume, considerando el alto precio de los alimentos.
“Lo que he podido observar es que la mayoría de la población, o quizás la clase media baja, está consumiendo menor cantidad de proteína y una mayor cantidad de carbohidratos porque es lo que más rinde. Por ejemplo, comen un plato lleno de arroz para quedar satisfechos, con una pequeña cantidad de proteína”, dijo.
La nutricionista se refirió a esos alimentos esenciales en la dieta del ser humano, los cuales son costosos en el país. “Entre los alimentos con precios elevados, sin duda, están las proteínas y las grasas de buena calidad, porque si hablamos de carbohidratos de buena calidad, el venezolano promedio puede comprar arroz, lentejas, caraotas, papas». dijo.
Además, agregó que «el pollo, la carne, pescado o huevos se han vuelto muy costosos, o quizás los compran para una preparación específica, pero no para todos los días o los consumen a diario pero en menor cantidad. Lo mismo con las grasas de buena calidad, como lo es el aceite de oliva. No todas las personas tienen acceso a este producto y escogen otro aceite que no aporta los mismos beneficios para nuestra salud, pero es entendible puesto que están buscando la forma de rendir el dinero en cuanto al mercado”, detalló.
Necesidad
Pese al alto costo de la canasta alimentaria, Castillo explicó la función nutricional de los grupos alimenticios y su incidencia en la salud. “Las proteínas tienen una función estructural, nos ayudan a recuperar el músculo y a formar las células de nuestro cuerpo. Debemos recordar que tener una masa muscular adecuada nos ayuda a prevenir ciertas enfermedades como osteoporosis».
En el caso de los niños, un consumo adecuado de proteína se ha relacionado con un adecuado crecimiento en cuanto a peso y talla.
«Los carbohidratos son la fuente de energía por excelencia pero se tiene que prevenir los alimentos de baja calidad. No es lo mismo comer azúcar blanca que comer unas lentejas o una yuca, por ejemplo. Las grasas nos ayudan con los procesos internos de nuestro organismo así como también al funcionamiento de nuestras hormonas. Un consumo adecuado de grasas de buena calidad se ha relacionado con unos niveles de lípidos sanguíneos fuera de riesgo, como los triglicéridos, colesterol, entre otros”, argumentó.
Sugerencias
La dietista dio sus recomendaciones sobre alimentación alternativa frente a la situación económica a fin de que las personas no dejen de comer.
“En el caso de la proteína, podemos comprar los cortes que son más rendidores o hacer preparaciones más rendidoras, como carne molida o pollo mechado con bastantes vegetales. Incluso también podemos combinar proteínas de origen vegetal para obtener una proteína de calidad. Por ejemplo, comer arroz con lentejas y una ensalada. Ese plato es mega nutritivo, o una pasta con caraotas y vegetales salteados. Acá lo importante es respetar las porciones para no comer un exceso de carbohidrato”, aseveró.
También, Castillo apuntó algunos vegetales, tubérculos y frutas que pueden costearse. “En cuanto a los vegetales y tubérculos, se sugiere comprar los que estén a mejor precio durante la semana. Si vemos que el pimentón está más caro, entonces compramos ají dulce. Si la papa está cara, compramos yuca u ocumo. Afortunadamente en Venezuela tenemos mucha variedad de vegetales, entonces si el brócoli está caro pero el repollo está a buen precio, podemos comprarlo (repollo) y garantizamos que vamos a tener vegetales en nuestras comidas. Con relación a las frutas, el cambur y la lechosa normalmente se mantienen en su precio, entonces pueden ser alternativas para las meriendas”, manifestó.
Referente a las grasas, la experta aconsejó hacer cambios progresivos.
“Quizás el aceite de oliva y de maíz son costosos pero entonces se puede disminuir el agregado de estos a las preparaciones, o compro mantequilla en vez de margarina porque la fuente de grasa es mejor (la de la mantequilla). En vez de comprar almendras, compro semillas de ajonjolí y le agrego a mis arepas y tengo una fuente de grasa de buena calidad”, puntualizó.
Organismos
La FAO y la PMA creen que la situación alimentaria en Venezuela “se ve agravada por el impacto de las restricciones relacionadas con la COVID-19 y la escasez de combustible, que han afectado las actividades logísticas y agrícolas en todo el país”. Alegan que “las sanciones comerciales y financieras han provocado la suspensión casi total de las exportaciones de petróleo, que representan la principal fuente de ingresos externos del país, así como las limitaciones a las importaciones de combustible, lo cual ha incidido en un aumento de los costos de energía y transporte, y la consiguiente subida de subida de los precios de los alimentos para la población”.
Dato de alimentación
La FAO es la agencia de las Naciones Unidas que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. Su objetivo es lograr la seguridad alimentaria para todos, y al mismo tiempo, garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad para llevar una vida activa y sana. Con más de 194 Estados miembros, trabaja en más de 130 países.
Texto e imagen de 2001.
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