El único lugar en el mundo, donde tener un vehículo es una pesadilla, sin lugar a dudas es Venezuela: De adquirir un carro deberás comenzar prendiéndole velas a la virgen de Coromoto para que las horrorosas, y peligrosas, vías del país no atenten contra los cauchos, porque sino tendrás que dejar de comer por seis meses para comprar uno.
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Tanto el transporte público como los autos particulares se paran si se les daña un caucho por el alto costo del mismo. Sin contar que es difícil conseguirlos.
Un caucho para un carro pequeño puede llegar a costar hasta Bs. 200.000. Para camionetas o autobuses, mucho más. En muchos casos los venden en dólares.
«Tengo una camioneta pequeña, una Jimny, y un caucho me cuesta 50 dólares. No los puedo pagar. Ahí tengo la camioneta estacionada», contó Iván Guanipa.
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