Pescaderías reducen sus pedidos para no perder mercancía

Cinco kilos de lisa equivalen a casi un mes de sueldo, lo que dificulta la adquisición de este producto

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Cortesía
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Por Ariadna García

El mercado se reduce en Venezuela ante la incapacidad que tienen los consumidores de adquirir bienes y servicios esenciales. El salario mínimo y la pensión que recibe la población ronda los seis dólares a la tasa oficial del Banco Central de Venezuela. Cinco kilos de lisa equivalen a casi un mes de sueldo. El 19 de julio este pescado en el Mercado Municipal de Quinta Crespo se ofertaba como uno de los más económicos en 7500 bolívares el kilo. La mayoría lo llevaba ante la ausencia de la sardina que solo la tenían dos pescaderías en Bs. 4500 el kilo. La disminución en los pedidos no solo atañe al consumidor, también a los vendedores quienes han reducido los encargos en el último año para no perder mercancía.

La Pescadería Patterdan de la avenida Victoria entre 2018 y 2019 redujo los pedidos en 66,66 %. Desde hace un par de semanas no reciben sardinas, un rubro que según expertos está en riesgo de un colapso, debido al nivel excesivo en que es capturada actualmente en el país. “Hacemos menos pedidos porque se vende menos, ahora encargamos alrededor de una tonelada al mes, cuando el año pasado eran tres toneladas”, explica Vicente el encargado del local.

En la entrada del mercado de Quinta Crespo algunos ofrecen intercambio de productos como azúcar y arroz. En las calles aledañas la gente se desprende de cualquier pertenencia para pescar algo de bolívares: ropa vieja, zapatos, cargadores de celulares. Hasta pollos vivos venden. Charcuterías, carnicerías y fruterías están llenas. En el lugar no hay escasez, por el contrario hay oferta para todos los gustos, desde mariscos hasta lomos de atún en la parte de las pescaderías.

En uno de los puestos una mujer pide un kilo de lisa (Bs. 7500). Cuenta que es de Charallave, estado Miranda, y que allá no hay muchas opciones. “Cuando compro por allá me fijo en el estado en que está, porque no es muy fresco. En el último año llevo más sardina porque es lo más barato, la sardina sirve para freír, para guisar, para todo y también compro lisa y cojinúa, lo demás es eventual”, dice.

José trabaja en Quinta Crespo cuenta que ahora adquieren 90 % menos pedidos que en años anteriores. “Cada año se disminuye todo, aquí se vende algo porque a la gente le gusta comer su pescado. Antes por producto (camarón, calamares, mero, etc.) comprábamos 300 kilos, ahora solo 20. Antes pedíamos 30 cajas de lisa ahora pedimos 5”, detalla a Crónica.Uno. El hombre recuerda que en años anteriores le despachaban a restaurantes y a los ministerios. “Ahora no piden nada”.

Para José la variedad también disminuye. Explica que se debe a los altos precios y a los problemas de combustible que afrontan los proveedores para traer la carga a Caracas. Entre abril y mayo de este año se agudizó la falta de gasolina, lo que trajo como consecuencia que productores perdieran sus cosechas en zonas del estado Táchira o que en Zulia el precio de un litro de gasolina se pagara en dólares y por encima de tarifas internacionales.

En los últimos 15 años la producción de pescado se contrajo 60 %, al pasar de 500.000 toneladas a 200.000. En la actualidad el país enfrenta un déficit de 300.000 toneladas para abastecer el consumo nacional, según los últimos datos que reveló el Ministerio de Pesca a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

“Antes venía mucho pescado del río Orinoco, la curvina por ejemplo, pero ya no trajeron más. La gente compraba el buco que era barato, de ese pescado tampoco traen”, agrega José, quien no da su apellido. El trabajador explica que si no salen de toda la mercancía, hacen devoluciones. Sostiene que por esa razón ahora piden menos cajas que el año pasado.

En un sitio de mariscos, ubicado en el mercado popular, el encargado señala que lo que más se vende allí es el guacuco y el chipi-chipi. Además comparte la misma realidad que los otros, ahora compra menos cantidad “porque sale muy caro y se vende poco”. “Para que no se dañe compramos menos”, explica Jesús Arévalo.

Con información de Crónica Uno.

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