Reportan que enero de 2019 fue el mejor mes para la deuda venezolana desde 2013

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Entre la segunda y tercera semana de enero, la deuda venezolana comenzó un abrupto aumento impulsada por las expectativas ante un posible cambio político en el país, que generaría la posibilidad de iniciar un proceso de reestructuración. Debido a la magnitud del rally, el Índice Rendivalores de deuda venezolana aumentó 40,6% en enero, consolidando su mejor mes desde 2013.

Asimismo, el índice de Riesgo País (Embi+) elaborado por JP Morgan disminuyó 30,18% durante el mes. Este índice es considerado en el mundo financiero como una variable de referencia de cambios en el entorno político.

Por otra parte, se reportó que por órdenes del Departamento del Tesoro a finales de mes, los bancos estadounidenses dejaron de transar títulos de deuda venezolana, lo que disminuyó en gran medida su volumen y cantidad de operaciones en los mercados globales, según el reporte mensual sobre el comportamiento de la deuda venezolana que publica por @venezuelabonos.

PetroChina le da la espalda a PDVSA

A finales de enero, se anunció que PetroChina, la mayor empresa productora de petróleo de China -y también manejada por el gobierno de ese país- eliminó a PDVSA de un proyecto conjunto de 10 mil millones de dólares que contempla la construcción de una refinería en el sudeste de China.

Según directivos de la petrolera asiática, la decisión obedece al continuo deterioro de la capacidad financiera y operativa de PDVSA de los últimos años, mermada aún más con las recientes sanciones por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

La petrolera estatal venezolana tenía 40% de participación en el proyecto antes mencionado, el cual se espera que comience a operar a finales de 2021. También se estipulaba que la refinería procesaría 400 mil barriles diarios de petróleo exclusivamente venezolano.

Tras la decisión de la petrolera china, se espera que la nueva refinería importe petróleo de Arabia Saudita e Irán en sustitución del crudo venezolano.

China actualmente es el segundo mayor comprador de petróleo venezolano, por el cual ha prepagado hasta un monto de 50 mil millones de dólares desde 2015.

Asimismo, la petrolera venezolana anunció que su deuda financiera cayó 5% durante 2018, ubicándose en 34.600 millones de dólares, en un contexto en el que solo uno de sus nueve bonos en circulación no se encuentra en default y la producción de crudo se ha contraído en más de 50% desde 2014.

PDVSA firmó acuerdo para tratar de recuperar su producción

El pasado 8 de enero, se reportó que la petrolera estatal venezolana firmó un acuerdo con una poco conocida empresa de energía estadounidense con el objetivo de obtener financiamiento para levantar la producción de crudo.

Por muchos años, Schlumberger Ltd. y Halliburton Co. –quizás las dos compañías de servicios petroleros más grandes del mundo- fueron las principales socias de PDVSA a través de empresas mixtas. Sin embargo, luego de más de 2 mil millones de dólares en deudas acumuladas desde 2017 por parte de la petrolera venezolana con dichas compañías, se agotaron las alternativas.

Erepla Services LLC –empresa estadounidense especializada en el sector energético- llegó a un acuerdo con PDVSA por los próximos 25 años para incrementar la producción de crudo de los campos Tía Juana, Rosa Mediano y Ayacucho 5 de la Faja Petrolífera del Orinoco. Curiosamente, dicha compañía fue registrada hace solo dos meses en el estado de Delaware y uno de sus principales accionistas es el Republicano Harry Sargeant.

PDVSA tendrá que ceder a Erepla las operaciones de los campos, así como también la mitad del petróleo extraído, por lo que parece que después de tanto tiempo volvió un esquema parecido al famoso “fifty-fifty” de los años cincuenta.

Se estima que la inversión que deberá realizar la compañía estadounidense para recuperar la producción de los tres pozos ronda los 500 millones de dólares.

Este acuerdo se podría ver como una medida desesperada por parte de la petrolera estatal para recuperar su producción de crudo, que durante 2018 cayó más de 32%, para ubicarse en niveles mínimos desde 1940.

De mal en peor y de peor a pésimo

Para PDVSA, si 2017 terminó mal y 2018 peor, 2019 inició pésimo. A finales de enero, Estados Unidos anunció un bloqueo petrolero y financiero a la petrolera estatal venezolana, a raíz de las tensiones políticas que se suscitaron en el país.

Desde el punto de vista operativo y financiero, dicho bloqueo trae ciertas implicaciones
para PDVSA, entre las que destacan:
– Se congelan los activos venezolanos en suelo estadounidense.
– Imposibilidad de importar diluyentes y derivados del petróleo desde Estados
Unidos, lo que dificulta el procesamiento del crudo venezolano pesado y extra
pesado.
– Bloqueo de exportaciones de crudo a Estados Unidos, a pesar de las consecuencias que traerá para las refinerías norteamericanas.
– Imposibilidad para instituciones financieras y ciudadanos estadounidenses de comprar bonos soberanos y de la petrolera estatal venezolana. Sin embargo, se anunció que pueden venderlos a inversionistas de otras nacionalidades.

Estas medidas prometen profundizar el oscuro panorama de la deuda venezolana para este 2019, ya que cambian el esquema de incentivos basados en Citgo, para que el gobierno venezolano cumpla con los compromisos del PDVSA 2020.

El bono PDVSA 2020 –respaldado por el 50,1% de las acciones de Citgo- es, hasta el momento, el único bono venezolano que no ha caído en default. Para el próximo 27 de
abril está programado el pago de 71,5 millones de dólares por concepto de cupones de
dicho bono.

Es de esperarse que la petrolera estatal no cumpla con el pago del P20, lo que terminaría
de sumergir a la totalidad de la deuda venezolana en circulación en el default. Esto se
debe a que el bloqueo de Estados Unidos implica, en la práctica, consecuencias similares
a las que sucederían en caso de que la petrolera estatal no cumpliera con el compromiso
del bono antes mencionado

La economía mundial continuará desacelerándose en 2019

En un reporte publicado por el Fondo Monetario Internacional, este organismo disminuyó sus perspectivas de crecimiento para la economía mundial durante 2019, citando a las tensiones comerciales y la contracción del sector manufacturero alemán entre las principales causas.

Por décadas, una de las principales preocupaciones de economistas y políticos ha sido entender el comportamiento cíclico de los sistemas económicos.

Los países suelen atravesar periodos de expansión, en los cuales la producción de todos los sectores crece de manera importante, las tasas de desempleo son bajas, la inflación se mantiene a un ritmo saludable y el gobierno disfruta de superávits fiscales. Normalmente, esta situación dura varios años antes de revertirse.

En los periodos de contracción, la inflación, la producción y el consumo comienzan a disminuir, el ahorro aumenta en detrimento de la inversión y las tasas de crecimiento de la economía disminuyen.

El Fondo Monetario Internacional redujo a 3,5% sus perspectivas de crecimiento para la economía mundial durante 2019, lo que hace pensar en la posibilidad de entrar en la fase contractiva del ciclo económico en el futuro cercano.

Sin embargo, la recientemente nombrada Economista Jefe del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath afirmó que la economía global todavía se encuentra creciendo a una tasa saludable, a pesar de estar perdiendo momentum.

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