Aunque en la zona andina sus pobladores se precian de llevar a sus mesas productos frescos y de buena calidad, los altos precios de los insumos, que prácticamente aumentan todas las semanas e incluso a diario, han hecho que familias tachirenses en particular emprendan una batalla para ganarle la carrera a la inflación en la época navideña, a costa de no degustar el plato protagonista de estas fechas recién retirado del fuego.
«Es mejor hacer las hallacas ahora que esperar al 24 o 31, porque no sabemos a qué precios irán a estar. Mire cómo la carne en dos meses ha aumentado el precio, en 300% o incluso más. El pollo no se consigue y el cochino no se puede comprar, si ahorita está a 110 mil bolívares el kilo y en otras partes a mayor precio. ¿Cómo estará para las fechas tradicionales? Definitivamente, ya no se van a poder hacer de cochino. Serán de res».
Así lo dijo Ana Pabón, mientras compraba en un mercado de la ciudad los ingredientes para hacer este mismo fin de semana el pastel favorito envuelto en hojas de plátano. Ella, además, es un ejemplo de que sigue siendo una realidad en la familia venezolana la frase “la mejor hallaca la hace mi mamá” (probablemente con contadas excepciones) pues sus hijos y nietos aseguran que son las mejores hallacas que se comen en el año, debido a la laboriosidad y el amor con los cuales prepara ese plato.
Con información de La Nación.
