¿Miedo a la denuncia? Países del ALBA no dejan entrar a opositores venezolanos

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Inmunidad diplomática no vale para disidentes del chavismo internacional

Entre los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), organización creada bajo los auspicios del expresidente Hugo Chávez en 2004, al parecer hay una norma migratoria tácita: los dirigentes de la oposición venezolana son persona non grata y no pueden entrar.

En la madrugada de este miércoles, la esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori, denunció que a su llegada al Aeropuerto Internacional José Joaquín de Olmedo en Guayaquil, Ecuador, funcionarios de inmigración le notificaron que para ella «no hay acceso». La retuvieron por cinco horas, al cabo de las cuales tuvo que abordar un vuelo rumbo a Estados Unidos.

Tintori señaló al presidente ecuatoriano y aliado incondicional del chavismo, Rafael Correa, de emitir la orden de no dejarla ingresar a la nación andina. A esta denuncia hizo eco el candidato opositor a la presidencia de ese país, Guillermo Lasso, quien había invitado a la venezolana, y dijo que el incidente viola los Derechos Humanos de Tintori y confirma que «Ecuador vive una dictadura de partido».

Según informó el periodista venezolano Alberto Rodríguez, la excusa oficial para rechazar la entrada de Tintori fue que ella «no justificó su condición migratoria».

Antecedente centroamericano

El caso ecuatoriano no es el primero en que un opositor prominente al régimen de Nicolás Maduro es expulsado de un país gobernado por alguno de sus aliados. El año pasado hubo dos antecedentes en Nicaragua, otro miembro del ALBA, con el agravante de que se trataba de diputados a la Asamblea Nacional con inmunidad diplomática.

A principios de agosto, el presidente de la Comisión de Política Exterior del Parlamento, Luis Florido, fue retenido apenas llegó al Aeropuerto Internacional Augusto César Sandino, en Managua. «No respetaron mi inmunidad parlamentaria ni mi inmunidad latinoamericana. Nos metieron en un cuartico de dos metros y medio por tres metros y medio», dijo entonces el legislador. El plural se debe a que también fue retenido Manuel Avendaño, asesor de la comisión. A ambos les quitaron temporalmente sus celulares, por lo que quedaron incomunicados

Florido había ido a Nicaragua para solidarizarse con 28 diputados a la Asamblea Nacional de la nación centroamericana, de militancia opositora al presidente Daniel Ortega, y que fueron destituidos unos días antes. Al cabo de unas horas, él y Avendaño fueron expulsados del país.

Poco después la misma experiencia tocó a Williams Dávila, vicepresidente de la misma comisión parlamentaria. «Denuncio que estoy siendo víctima de atropello en Nicaragua: me impiden entrada y me retienen el pasaporte, violando inmunidad parlamentaria», dijo en su momento. Como Tintori sobre Correa, Dávila aseguró que el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, querría «impedir el paso de voces democráticas y pacíficas»

Según Dávila, las autoridades migratorias le dijeron que no podía entrar «por ser alguien de alta peligrosidad, vinculado con el terrorismo y el narcotráfico».

Reciprocidad en Caracas

Venezuela se ha movido por lo menos una vez por las mismas aguas que sus aliados que expulsan de su territorio a opositores de los amigos. Fue el caso de la exdiputada a la Asamblea Nacional de Ecuador Cynthia Viteri. Militante del Partido Social Cristiano y adversa a Correa, a finales de agosto realizó una visita a Venezuela, durante la cual se reunió con dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática como Jesús «Chúo» Torrealba, Tomás Guanipa y Enrique Márquez.

Luego, Viteri intentó visitar a Leopoldo López en la cárcel militar de Ramo Verde, en Los Teques, Miranda. No se le permitió el acceso, y cuando regresaba a Caracas, el vehículo que la transportaba fue interceptado por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Al poco tiempo la expulsaron del país.

En la década de los 50 del siglo pasado se hablaba de una «Internacional de las Espadas», una suerte de hermandad entre dictaduras militares en Centroamérica y el Caribe que perseguían a sus oponentes y se apoyaban entre ellas. Venezuela, gobernada entonces por Marcos Pérez Jiménez, y Nicaragua, bajo el yugo de Anastasio Somoza Debayle, se contaban entre ellas. ¿Habrá una nueva modalidad de Internacional de las Espadas?