El 19 de abril: ¿Cambio brusco o inicio de transición?

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Promotores de marcha esperan que, como en 1810, se dé un paso importante hacia el orden republicano

Borrar lo que año tras año de educación básica fue repetido por maestros puede ser un tanto difícil. Pero eso es lo que debe hacer quien quiera comprender la verdad sobre lo acaecido el 19 de abril de 1810, efeméride escogida por la oposición para que coincida con la llamada «mamá de las marchas», más de dos siglos después.

Aquel jueves santo, los notables de Caracas convocados en cabildo abierto no expresaron su determinación de dar inicio a la gesta emancipadora que rompiera definitivamente con la Corona española. Todo lo contrario, lo que se formó entonces fue una Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. De los derechos del Rey para, específicamente, gobernar Venezuela.

Para ello se pidió la renuncia del capitán general Vicente Emparan, máxima autoridad colonial de turno. Pero Emparan no era visto del todo como un representante de los Borbones, sino como un sospechoso de ser «afrancesado». Napoleón Bonaparte había invadido la Península Ibérica dos años antes y dejado a su hermano mayor, José, como monarca impuesto a los españoles. En Caracas había profunda suspicacia de que Emparan se estaba inclinando hacia los usurpadores, y ese fue uno de los argumentos de la aristocracia local para apartarlo del poder. Las masas inspiradas por el padre Madariaga en el curioso relato simplemente siguieron ese clamor.

Sin embargo, el desenvolvimiento de los hechos posteriores dio un giro extremo rápidamente. Los criollos que se apoderaron del nuevo gobierno empezaron a considerar la independencia como el camino preferible, atraídos por la idea de ejercer un poder hasta entonces reservado para los nacidos en España, pero también alarmados por los excesos de la Revolución Francesa y su correlato americano: el alzamiento de los esclavos en Haití y la matanza de los blancos en la colonia (lo más cercano que vivió Venezuela fue la rebelión de José Leonardo Chirinos en la Sierra de Falcón). Los principios de pensamiento republicano sirvieron como justificación existencial a lo que pasó a continuación. Poco menos de un año después del 19 de abril, Venezuela proclamó su independencia de España como república.

De vuelta al presente, lo más probable es que lo que ocurra este miércoles tampoco implique una ruptura radical de la noche a la mañana. Sin embargo, sus promotores esperan que, como el 19 de abril de 1810, sea un paso importante hacia un cambio total en el relativo corto plazo, hacia el orden republicano y democrático interrumpido.

El primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, Freddy Guevara, ha destacado en varias oportunidades desde la convocatoria que el objetivo es aumentar la presión sobre el Gobierno para lograr la destitución de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y el llamado a elecciones generales. «No puedo garantizar una fecha, pero si que estamos en la fase final. Y que depende de nosotros», dijo.

Ángel Oropeza, psicólogo social y coordinador político de la Mesa de la Unidad Democrática, niega que se trate de una «batalla final», o que se pretenda marchar hacia el Palacio de Miraflores. «Mañana haremos la mayor manifestación de protesta contra el Gobierno. Queremos que sea la mayor expresión de protesta que este gobierno haya sentido desde que está en el poder», dijo, en entrevista para el Circuito Éxitos.

El profesor de filosofía y analista político Fenrando Mires, autor del libro El Cambio sobre Venezuela luego de la muerte de Hugo Chávez, descarta que la manifestación obedezca a un llamado insurreccional. «Hasta el momento en ninguna convocatoria se lee, ‘a salir del gobierno’, o algo parecido. Que así pueda suceder como consecuencia de este u otro acontecimiento, nadie lo puede vaticinar. Venezuela atraviesa por una situación en la cual cada suceso puede revertir sobre otro, generándose así dinámicas imposibles de ser previstas», escribió en un artículo en su blog.

Sin embargo, Mires destaca que la situación nunca ha sido tan desfavorable para el chavismo, debido a su condición como clara minoría, el creciente repudio internacional, la crisis económica, la disposición ciudadana a protestar a pesar de la represión y la unidad de los adversarios del Gobierno. «La dictadura agoniza. Si esa agonía será breve o larga, es una pregunta que nadie puede responder», concluyó.

«Dictadura» es un término cuyo uso en Venezuela ha causado polémica, aunque varios estudios de opinión desde el año pasado han concluido que la mayoría de la población considera que eso es lo que está viviendo. Maduro no tendrá corona, pero la última persona que gobernó el país con poderes absolutos y sin parlamento fue Fernando VII.