Este año ha marcado un hito preocupante para Panamá con la crisis migratoria que ha alcanzado cifras récord. La selva del Darién, conectando el istmo con Suramérica, ha sido testigo del paso de más de medio millón de migrantes, duplicando la cifra del año anterior. Entre ellos, se destaca un alarmante aumento en la migración de menores.
Según datos de las autoridades panameñas, hasta el 20 de diciembre, un total de 513,782 migrantes han cruzado el Darién. Los venezolanos lideran la estadística con 326,589 personas, seguidos por ecuatorianos (56,328) y haitianos (45,628), todos con el objetivo de alcanzar principalmente los Estados Unidos y, en algunos casos, Canadá, en busca de mejores condiciones de vida.
La violencia y las condiciones socioeconómicas en los países de origen impulsan a estos migrantes a emprender la peligrosa travesía a pie a través de la mortal selva del Darién. A pesar del endurecimiento de las restricciones migratorias en la región este año, la crisis persiste, según relatos de los migrantes.
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Un Año de Récord en Migración Infantil
En 2023, más de 100,000 niños, niñas y adolescentes han cruzado el Darién, con el 50% de ellos menores de 5 años, según la experta de Unicef, Johana Tejada López. La mayoría de las familias provienen de Venezuela, Haití, Ecuador y Colombia, enfrentándose a peligros considerables durante su travesía.
La llegada masiva de migrantes ha llevado a los organismos humanitarios a fortalecer sus proyectos en Darién. La Federación Internacional de la Cruz Roja y otros entes han trabajado de manera interagencial para hacer frente a esta situación, después de que el 2022 registrara la cifra récord de 248,000 personas en tránsito.
Apoyo Humanitario en Darién
Bajo Chiquito, el primer pueblo tras atravesar la selva, y otros albergues en la región, han sido testigos de la llegada de familias agotadas por la travesía. La experta de Unicef alerta sobre un aumento en la llegada de menores separados de sus padres durante la travesía y de adolescentes que viajan solos.
Las restricciones anunciadas por varios países de tránsito no han detenido el flujo migratorio. A pesar de deportaciones y obstáculos para acceder al asilo, los migrantes continúan su viaje en busca de una mejor calidad de vida. La situación ha llevado a una inversión significativa por parte del Gobierno panameño para brindar asistencia humanitaria y médica, alcanzando aproximadamente 70 millones de dólares en los últimos años.
Desde el Darién, los migrantes avanzan hacia Costa Rica con la esperanza de un futuro más próspero, enfrentando desafíos que destacan la urgencia de abordar la compleja crisis migratoria en la región.
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