El «Venezuela se arregló» puede durar lo que dura un concierto (Análisis)

Diversas fuentes indican que Venezuela en manos de Maduro perdió el 80% del tamaño de su economía, desde 2013. Cálculos del Fondo Monetario Internacional le asigna para 2022 un PIB, (suma total de riqueza), más pequeño que el de República Dominicana, Costa Rica y Panamá

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Deseos no empreñan”, dicen los toscos llaneros venezolanos al referirse a cierta categoría de personas voluntaristas que quieren arreglar las cosas gracias a la conspiración del universo, a las buenas vibras y al pensamiento positivo a lo Carlos Fraga.

Pero en Economía no es tan así: hace falta un conjunto de cosas funcionando bien al mismo tiempo para que la situación mejore con firmeza y en el mediano y largo plazo, tanto para un país como para el bolsillo de la mayoría de las personas.

Por estos días prospera en Venezuela el pensamiento positivo y la conseja de que “esto se arregló” porque regresó el tráfico a las autopistas de Caracas, aunque la gasolina vale medio dólar el litro; porque hay una colección de vallas publicitarias cubriendo el firmamento y por una profusión de conciertos con artistas nacionales e internacionales de medio pelo que están aprovechando la libertad cambiaria para facturar en dólares tras largos años de ausencia de esta plaza.

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En efecto hay una recuperación de la economía con respecto al foso donde se enterró Venezuela durante los últimos ochos años con la peor depresión económica de su historia contemporánea.

Pero el consenso entre economistas serios es que ese crecimiento es más bien modesto. Aún más, su persistencia depende de una serie de variables tan vagas como la duración de la guerra de ocupación de Rusia contra Ucrania; negociaciones entre el gobierno de Joe Biden con el de Maduro; el humor de Maduro, y su apoyo real a Rusia.

Optimistas desmesurados, como los de un informe del Credit Suiss, afirman que la economía crecerá este año en 20%, una cifra exagerada según otros expertos que tienen cálculos más asentados.

El economista José Manuel Puente, profesor del IESA, de Oxford, IE de Madrid y Universidad de Salamanca, nos brinda un consenso entre varias instituciones, desde UBS, Fitch Solutions, Julius Baer, Azpúrua García Velásquez, Torino, DekaBank Deutsche, FMI y Cepal sobre el crecimiento esperado para la economía venezolana para 2022.

La mediana está en 4,25% (el valor central considerando los extremos de estas predicciones).

Ese cuerpito desnutrido

El economista Ricardo Villasmil usa una metáfora muy ilustrativa sobre el asunto este del crecimiento y lo compara con un organismo que haya perdido masa muscular.

Una interpretación libre de la metáfora Villasmil nos resulta más o menos así: vamos a suponer que Venezuela era una mujer hermosa y rellenita, a lo Alicia Machado. Pero con fines pedagógicos vamos a ponerle que pesaba 100 kilos, con el perdón de esta Machado.

En efecto, el consenso entre diversas fuentes indica que Venezuela en manos de Maduro perdió el 80% del tamaño de su economía, desde 2013. Cálculos del Fondo Monetario Internacional le asigna para 2022 un PIB, (suma total de riqueza), más pequeño que el de República Dominicana, Costa Rica y Panamá, por ejemplo. También es la mitad que el de Ecuador.

Si en siete años ese organismo perdió el 80% de su peso hasta el momento (año 2020 que se detuvo su deterioro) resulta que en 2021 llegó pesando 20 kilos y ese es el punto de partida para la recuperación.

Vamos a suponer que el mega optimista del Credit Suisse la pega y el crecimiento es de 20%. Pues estamos hablando de 20% sobre 20 kilos, es decir, solo cuatro kilos de aumento real este año con respecto al punto de partida.

Para el segundo año ese mismo organismo todavía desnutrido pesa 24 kilos. Vamos a creer que logra encadenar la tasa de crecimiento todavía alta de 10%, pese al chavismo, a Putin, a los altos precios de los alimentos importados, a los cortes eléctricos, a la falta de gasolina, diésel y gas natural; a los salarios mínimos de 30 dólares por mes y a la falta casi total de crédito en el sistema financiero venezolano e internacional para Venezuela.

Pues bien, el cuerpito pesaría entonces 26 kilos con 400 gramos.

Largo Balbuceo

Ok ok, estamos muy pesimistas y no nos hemos dado cuenta de las nuevas super tiendas, de los carrotes echando piques en las autopistas, de los viajeros de Semana Santa, de los salseros en Miraflores y del negocio de minado de criptomonedas en Fuerte Tiuna.

Vamos a ponerle un crecimiento de 20% al tercer año y así le compramos la idea al del Credit Suisse.

La metáfora cable a tierra solo quiere explicar que harían falta casi 20 años a un crecimiento sostenido y promedio en torno al 10% para que ese organismo llegue a pesar los mismos 100 kilos que tenía en el año 2013, en la aurora de este desastre.

Ahora bien, ¿de qué tipo de crecimiento estamos hablando en ese malogrado cuerpito?

Crecer hacia los lados

Cuando ocurre una expansión hay un aumento del gasto y del consumo y puede crearse una ilusión de armonía.

Pero un crecimiento sostenido y sustentable, que drene en cascada hacia las masas de la población empobrecida y la ex clase media, exige inversiones donde más se necesitan: en infraestructura, educación, salud, servicios, bienes de capital, expansión de la capacidad industrial, tecnología, conectividad, comunicaciones, producción de bienes transables (que se puedan exportar) y mejora en el aparato institucional y administración del Estado.

Sobre todo hacen falta inversiones, masivas inversiones, y de origen internacional. Pero un país que solamente en bonos financieros tiene en mora nada menos que $90.000 millones en impagos de intereses y capital de su deuda pública no es precisamente atractivo para el dinero fresco.

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