Texto de Elizabeth Ostos.
“La intervención de Praxair, empresa proveedora de gases industriales, por 180 días más la amenaza velada de hacer lo mismo con Suiche 7B, todo originado en el centro del poder, hace pensar que los grupos radicales que influyen en la toma de decisiones, han encontrado un camino para regresar por sus fueros, como tantas veces ya lo habían hecho en el pasado”.
Así lo informó el economista Benjamín Tripier a Descifrado.com. El analista estima que este tipo de acciones boicotean las oportunidades de flexibilización que en su momento habían intentado los funcionarios del gobierno de Maduro Miguel Pérez Abad y José Vielma Mora.
“Por un lado el gobierno promueve la entrada de capitales, a través del tridente Antibloqueo-Zonas Económicas Especiales, la de Hidrocarburos, por el otro lado aparecen estas señales de que la propiedad no es tan privada, y que la gerencia privada puede fácilmente ser sustituida por la pública; que desalientan cualquier iniciativa de inversión…o en el mejor de los casos, le aumentan el nivel de riesgo, que, en nuestro caso, tristemente, se refleja en precios más bajos de los activos que se vayan a negociar”.
Añadió Benjamín Tripier que “las posibilidades de crecimiento de nuestra economía están limitadas por la disponibilidad de energía, tanto de la eléctrica, como de los combustibles de los que se alimenta, que también alimentan el transporte y cualquier otro equipo mecánico que requiera de un motor para funcionar. Por lo que las oportunidades de inversión están en, dentro de esos límites, cubrir los vacíos dejados por las empresas privadas que cierran, y por las del estado que o bien están paralizadas o bien dan resultados negativos. O sea que las oportunidades si existen, más que nada porque hay una coincidencia de necesidades entre la población que quiere ser servida por el sistema empresario, y el estado que ya no puede mantener las empresas que quedaron en sus manos”.
Consideró el también consultor gerencial que la tendencia mostraba como inevitable la profundización de la apertura económica,” la cual se iba realimentando a sí misma con la mayor participación del dólar en los mecanismos de transacción y con un discurso de libertad de mercado. Hasta se llegó a pensar que esto era irreversible, porque toda la dinámica de negocios iba en esa dirección, generando una inercia que, como una locomotora, se iba a llevar por delante a todo aquel que se interpusiera en su camino”.
“Con los dos casos mencionados-prosigue- hay que detenerse y reflexionar: ¿se trata de señales débiles para hacer seguimiento? O ¿Son decisiones concretas que intentan cambiar el sentido de dirección? Siempre supimos que este gobierno está acostumbrado a tener control sobre todo y que este repliegue táctico sobre la economía podía no durar mucho, por el concepto comunista del “compañero de ruta” que se le aplicaba a la empresa privada, de apoyarse en ella mientras sea de utilidad y dejarla en la banquina cuando ya no fuera necesaria”.
A juicio del economista, Todo indica que la empresa privada sigue siendo de utilidad para el gobierno, y que los intentos de desarrollo del mercado de valores como vías para lograr el reacomodo de las piezas del rompecabezas de la economía venezolana van a prosperar, son genuinos y con perspectivas de consolidarse”.
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