Caracas.- Este domingo se celebrará la segunda vuelta de las eleciones de Brasil, donde habrá una lucha entre dos extremos del país: la ultra derecha Jair Bolsonaro y la ultra izquieda de Fernando Haddad.
Los resultados que se presenten este domingo podrían marcar un punto de inflexión en cuanto la relación que han sostenido por años Brasil y Venezuela desde el lazo cercano que firmaron los ex presidente Hugo Chávez y Lula Da Silva, que se mantuvo hasta la caída de Dilma Rousseff por un caso de corrupción en el 2016.
Lula y Dilma: aliados de Chávez y Maduro
Brasil desde los inicios de sus lazos más estrechos con Venezuela se mantuvo como un firme aliado para el gobierno venezolano, en vista que fue uno de los primeros países en promover la inclusión de Venezuela en el Mercosur.
Estos años de relaciones han llevado a ambos gobiernos ha cerrar múltiples acuerdos de cooperación económica, donde resaltan la venta de gas entre Petrobras y Petróleos de Venezuela (PDVSA).
En los años en que Dilma Rousseff estuvo en el poder, las relaciones entre ambos países se mantuvieron estables tanto en la etapa final de Chávez como en el tiempo que la ex presidente y el mandatario Nicolás Maduro coincidieron.
Con la llegada Michell Temer la situación cambió, el rumbo de las relaciones comenzó a verse afectado por las diferencias de opiniones que ambos mandatarios sostenían del uno y del otro.
Las relaciones de los últimos años han venido marcadas por la situación social, política y económica que ha llevado a cientos de miles de venezolanos a abandonar su tierra y tener como uno de los rumbos predilectos a Brasil.
«Maduro debe aceptar la ayuda internacional», dijo Temer en repetidas oportunidades, recibieron como respuesta de Maduro «es el que menos tiene moral para hablar de Venezuela».
¿Que pasaría con Bolsonaro o Hadad?
Uno más cercano que el otro, con ideas parecidas y distintas, y visiones que por mucho se alejarían al sistema político que se maneja actualmente en Venezuela.
El candidato Fernando Haddad es un simpatizante del movimiento izquierdista, por lo que su relación con la gestión de Nicolás Maduro podría verse muy cercana, y así continuaría asegurada una buena relación económica entre ambas naciones, que permitirían intercambios de interés para ambas partes.
Por otro lado, Bolsonaro que viene de la extrema derecha ha decidio marcar su distancia con toda la gestión del presidente Maduro sin que esto signifique un llamado a la enemistad.
El candidato derechista aseguró no querer ni «declararle la guerra a Venezuela» o «derrocar al presidente Maduro»; aunque se se vió crítico con sus posibles antecesores (Roussef y Da Silva) quienes pudieron haber tomado acciones tempranas para evitar la situación crítica que impera en el país.
