REUTERS/ Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología: “Nadie ha podido hacer uso del petro»

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Cuando uno escucha al presidente izquierdista de Venezuela, Nicolás Maduro, esta remota aldea de 1.300 almas parece estar a la vanguardia de la innovación en las criptomonedas.

Ubicada en una sabana aislada en el centro del país, Atapirire es la única ciudad en un área que según el Gobierno está rebosante con 5.000 millones de barriles de petróleo.

Venezuela asegura que esas reservas son el respaldo de una moneda digital llamada “petro”, que Maduro lanzó en febrero. Este mes aseguró que será la piedra angular de un plan de recuperación para esta nación sumergida en la crisis.

No obstante, los residentes de Atapirire dicen que no han visto ningún esfuerzo del gobierno para aprovechar esas reservas. Y tienen poca confianza en que su empobrecido pueblo vaya a tener un asiento de primera fila para una revolución en las finanzas.

“Ese petro aquí no se siente”, dijo Igdalia Díaz, un ama de casa, al iniciar una diatriba sobre la ruinosa escuela de su localidad, los caminos en mal estado, los frecuentes apagones y el hambre perpetuo que aqueja a sus paisanos.

Lo cierto es que el petro es difícil de detectar casi en cualquier parte.

Durante un período de cuatro meses, Reuters habló con una docena de expertos en criptomonedas y valoración de campos petroleros, viajó al sitio de las reservas de crudo citadas por el Gobierno y revisó los registros de transacciones digitales para conocer más sobre la criptomoneda.

La búsqueda arrojó muy poca evidencia de un próspero comercio del petro. La moneda no se vende en ningún lugar importante de intercambio de criptomonedas. No se conocen tiendas que lo acepten.

Los pocos compradores que Reuters pudo localizar fueron aquellos que publicaron sus experiencias en foros de criptomonedas en línea. Ninguno quiso identificarse. Uno se quejó de haber sido “estafado”. Otro dijo a Reuters que había recibido sus petros sin problemas; culpó a las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela y a la “terrible cobertura de prensa” por dañar el debut de la criptomoneda venezolana.

Altos funcionarios del Gobierno han dado declaraciones contradictorias. Maduro afirma que las ventas de petros ya han recaudado 3.300 millones de dólares y que la moneda se está utilizando para pagar las importaciones.

Pero Hugbel Roa, un ministro del gabinete involucrado en el proyecto, dijo a Reuters el 24 de agosto que la tecnología detrás de la moneda todavía está en desarrollo y que “nadie ha podido hacer uso del petro (…) ni se ha recibido el recurso”.

Incluso la Superintendencia de Criptoactivos, la agencia gubernamental que supervisa el petro, es un misterio. Reuters visitó recientemente el Ministerio de Finanzas, donde se supone que se encuentra la Superintendencia, pero una recepcionista le informó que “todavía no tiene presencia física aquí”.

El sitio web de la Superintendencia no está funcionando. Su presidente, Joselit Ramírez, no respondió a los mensajes en sus cuentas personales de redes sociales. El Ministerio de Industria y Producción Nacional, que supervisa la agencia, no atendió llamadas y el Ministerio de Información no respondió correos solicitando comentarios.

Maduro añadió mayor confusión al anunciar este mes que los sueldos, las pensiones y el tipo de cambio de la diezmada moneda de Venezuela, el bolívar, ahora se vincularían al petro. Ese movimiento generó desconcierto en las calles de Venezuela y entre los economistas y los expertos en criptomonedas, que dicen que es inviable anclar la moneda al petro.

“No hay forma de vincular precios o tipos de cambio a un ‘token’ que no se comercializa, precisamente porque no hay forma de saber a cuánto se vende realmente”, dijo Alejandro Machado, un venezolano ingeniero en computación y asesor de cadenas de bloques que ha seguido de cerca al petro.

El caos refleja la desesperación y la desorganización que parece estar atrapando al gobierno de Maduro mientras Venezuela se desmorona.

Se suponía que el petróleo ayudaría a su administración a capear la hiperinflación que ha hecho que el bolívar carezca de valor. Prometió que una criptomoneda, que permite que las operaciones financieras se lleven a cabo de forma anónima, permitiría a Venezuela evadir las sanciones financieras de los Estados Unidos y recaudar divisas para pagar las importaciones de alimentos y medicamentos que tanto se necesitan.

El gobierno fijó el valor del petro al precio de un barril de petróleo venezolano -actualmente alrededor de 66 dólares- y prometió respaldarlo con las reservas de crudo ubicadas en un área de 380 kilómetros cuadrados alrededor de Atapirire. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, prohibió en marzo a los estadounidenses comprar o usar el petro.

No obstante, los registros digitales asociados con el “token” no brindan suficiente información para determinar cuánto fue realmente recaudado, según los expertos, que se muestran escépticos sobre las afirmaciones de Maduro de que el petro ya trajo miles de millones en divisas al país.

Según aseguran, los registros digitales asociados con la oferta inicial de monedas, o ICO, no brindan información suficiente para determinar cuánto se ha recaudado realmente, si es que ha habido ingresos.

“Esto ciertamente no se parece a un ICO típico, dado el bajo nivel de actividad de las transacciones”, dijo Tom Robinson, director de datos y cofundador de Elliptic, una compañía de datos de cadena de bloques con sede en Londres. “No hemos encontrado evidencia de que a alguien se le haya emitido un petro, ni de que se negocie activamente”, dijo.

Una visita de Reuters al área alrededor de Atapirire mostró poca actividad de la industria petrolera. Los únicos equipos visibles eran máquinas pequeñas y envejecidas instaladas hace años. Varias fueron abandonadas y estaban cubiertas por la maleza.

En un artículo de opinión publicado el 19 de agosto en Aporrea, un sitio web de comentarios y análisis venezolano, el exministro de Petróleo, Rafael Ramírez, estimó que se necesitarían 20.000 millones de dólares en inversiones para explotar Atapirire, dinero que la empresa petrolera estatal venezolana PDVSA no tiene.

“Se fija un valor arbitrario, que sólo existe en la imaginación del gobierno, al petro”, escribió Ramírez, quien supervisó la industria petrolera venezolana durante una década bajo el Gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez.

Ramírez está ahora en el exilio, en una ubicación no divulgada luego de ser acusado de corrupción por parte del gobierno venezolano, denuncia que él niega.

PDVSA no respondió a un correo electrónico en busca de comentarios.

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