Un modelo de Estado social de bienestar alternativo que sea compatible con la democracia liberal y la economía libre de mercado, presentó Cedice en un ensayo que lleva por título “Libertad individual y bienestar social. El papel de los derechos de propiedad” de Rafael Quiñones Acosta.
En este trabajo, Cedice propone para Venezuela, usando el ideario de Pierre Rosanvallon, “un Estado social de bienestar que inserte y emancipe al ciudadano en la libertad política y económica, y no que lo haga un cliente permanente de la burocracia estatal”.
Dentro de las conclusiones del escrito destaca que “las ayudas sociales del Estado no son negativas para la libertad y el crecimiento económico, siempre que no se traduzcan en el retorno del Estado planificador en materia económica”.
Insisten en las ayudas sociales provenientes del Estado que fomenten la libertad e igualdad, pero siempre y cuando “se enfoquen más en servicios sociales básicos que en transferencias monetarias directas”.
“Entre los rasgos que hicieron colapsar a varios modelos de Estado social de bienestar estuvo el intento por proporcionar una desmedida cobertura de derechos sociales a los ciudadanos sin contraprestaciones e implementar progresivamente un modelo de Estado planificador de la economía”, destacan.
Los Estados sociales de bienestar se salvaron cuando suprimieron el dirigismo de la economía por parte del Estado y redujeron el nivel de cobertura de derechos sociales a un nivel razonable. Existen niveles altos de bienestar social cuando se combina una economía lo más libre posible con un puntual y bien limitado Estado social de bienestar, señala.
