El PIB de China continúa desacelerándose, con un pronóstico de crecimiento del 6,6 % en 2017, en su transición de una economía basada en la exportación y la inversión a otra en el consumo interno, indicó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El crecimiento chino se está desacelerando en su transición a una economía más basada en el consumo. Sin embargo, China continúa liderando el crecimiento mundial, representando un tercio del total”, precisa el organismo en su último informe sobre la economía en la región Asia-Pacífico, presentado en Singapur.
Según los datos del informe, el PIB chino creció el 7,3 % en 2014, el 6,9 % en 2015 y el 6,7 % en 2016, al tiempo que las proyecciones son del 6,6 % en 2018 y 6,2 % en 2019.
Los expertos del FMI creen que la transición tendrá “efectos negativos” a corto plazo para la mayoría de los países exportadores como Corea del Sur o Malasia, pero a largo plazo será beneficioso, sobre todo para la importación de bienes de consumo y servicios, así como el turismo.
La desaceleración de las grandes inversiones y las exportaciones en China, que importa actualmente el 40% de los metales y 10% del petróleo en el mundo, afectarán a los precios de las materias primas, de acuerdo con el informe.
El índice de los precios al consumo (IPC) creció en el gigante asiático un 2% en 2016 y el pronóstico es del 2,4% en 2017 y 2,3% en 2018.
El FMI advierte de algunos riesgos para la economía china como el envejecimiento de su población, un fenómeno que comparte con gran parte de la región, y la tendencia proteccionista de Estados Unidos.
“La tensión incrementada y la incertidumbre en el clima de comercio mundial podría afectar negativamente las exportaciones de Asia a Estados Unidos” , señaló el FMI en su informe.
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