Remesas tiemblan por altibajos de los “verdes”

Quienes reciben una “ayudaíta” del exterior resienten los bajones del dólar en el último mes. Aseguran que su mesada en divisas es la misma, pero su valor al cambiarla en bolívares ha caído de forma considerable.

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Cortesía

La fórmula de la remesa usada por una gran cantidad de venezolanos que emigraron del país para ayudar a sus familias, ya no les funciona a los beneficiarios por un fenómeno económico que la mayoría de los expertos aún no esclarecen, pero que hace a los ciudadanos comprar cada vez menos con más dinero.

A juicio del presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores de Venezuela, Roberto León Parilli, no existe explicación para el fenómeno de que si alguien por ejemplo recibe $20 ya no compre lo mismo que adquiría un mes antes con el mismo monto, obviamente al cambio en bolívares, según reseña un trabajo del diario 2001.

«No se sabe si es una inflación en dólares, el costo de reposición de los productos o el tipo de cambio de dólar. Sin embargo en mi opinión, en la nación esto sucede por la poca oferta que hay y por la baja capacidad de elección al comprar, lo que produce una distorsión en la economía».

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Detalló que este problema cambiario y de adquisición de bienes se revierte si en Venezuela se compone de fondo el problema económico mediante la puesta en práctica de políticas acertadas para controlar la inflación y también al reactivar la producción nacional para evitar depender de productos del exterior lo que genera un alza en los costos.

Víctor Maldonado, expresidente de la Cámara de Comercio de Caracas explicó que en la nación coinciden tres efectos adversos para tener una buena calidad de vida si se reciben remesas, como lo son : el colapso del bolívar y la hiperinflación, el desplome productivo y por lo tanto la escasez de bienes y servicios, así como la falta de confianza en el horizonte futuro del país. «En medio de estas circunstancias no hay posibilidad de un cálculo. Los precios no reflejan el valor de los productos y vivimos una economía envilecida, de supervivencia, en donde se impone como único criterio el costo de oportunidades».

Argumentó que hace tiempo las personas adquirían los productos con pocos dólares que tenían como referencia precios regulados -sobre todo de bienes que tenían inventario; agregó, que en aquel momento todavía había una economía que se podía transar en bolívares, empero, eso hoy día no es posible, porque “no hay inventarios, ni hay bolívares, ni hay confianza, ni hay producción”.

Lea el trabajo completo en el diario 2001.

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