En declaraciones ofrecidas al diario The Whasington Post, el ex jefe de inteligencia nacional, Cristopher Figuera, hizo un recuento de cómo se elaboró el plan que culminó con el 30 de abril en la Base Aérea de la Carlota.
Figuera explicó que las conspiraciones en contra de Maduro dentro de la cúpula militar empezaron el 28 de marzo mediante el liderazgo de un médico de 39 años de edad, identificado como César Omaña, quien entró en su oficina con la intención de reclutarlo.
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Omaña era amigo cercano de una de las hijas de Chávez y otros oficiales de alto rango leales a Maduro, así como miembros clave de la oposición.
El ex director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), confesó en una entrevista en exclusiva para el Washington Post que Nicolás Maduro es la cabecilla principal de una empresa criminal.
“Nunca vi la situación del país y la corrupción del gobierno tan de cerca como la vi en mis últimos seis meses. Entendí que Maduro es la cabeza de una empresa criminal. Su propia familia está involucrada”, afirmó.
El ex funcionario también reveló que el presidente del canal de televisión Globovisión, Raúl Gorrín, acordó con un grupo de empresarios poner en práctica un plan lograr que las autoridades del cuestionado Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) estuviesen de su lado.
Según las declaraciones de Figuera, el presidente del TSJ, Maikel Moreno, pedía 100 millones de dólares para emitiría una sentencia que recuperaría la autoridad de la Asamblea Nacional y “asegurar los votos en la corte para crear su propia red de seguridad”.
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