En una farmacia de Caracas, Olga se queja del precio de un producto que vio el día anterior en Bs. 12 mil y «por no comprarlo de una vez ahora me lo subieron a Bs. 16 mil». Olga explicó a Descifrado que ella es jubilada y la pensión no le cubre ni un 10% de la canasta alimentaria. Según el último inflaciómetro de Cedice se necesitan más de $120 para gastos básicos -el sueldo mínimo es inferior a los $10.
Mario Motta -un entrevistado por Descifrado que prefirió un seudónimo-, es carpintero y relató que «a veces llegan trabajos y los cobro en 40 o 60 dólares, dependiendo de lo que pidan», su último trabajo le consumió alrededor de 20 días: construyó una cocina y cobró $150, pero tuvo que trasladarse a pie desde su casa en Cotiza (barriada de Caracas) hasta la parroquia capitalina de Venezuela, La Candelaria, durante esas casi tres semanas de faena «porque no tenía efectivo y retirar de los bancos te quita tiempo».
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La desatención sanitaria marcó la vida de una joven de veintitrés años de edad en Venezuela. Tras siete meses de gestación, Marlene tendría un parto pretérmino. «Fue algo inesperado», recuerda y narra que fue llevada por su esposo hasta Clínicas Caracas «pero no había incubadoras allí y se necesitaba una», fue trasladada al Hospital Dr. Pérez Carreño y yendo al Hospital Vargas, el recién nacido falleció.
«La crisis que hoy nos deja el mal llamado socialismo del Siglo XXI ha hecho que la prostitución (…) haya mutado como consecuencia del hambre en Venezuela y hoy nuestras féminas están paradas en las esquinas de Venezuela intercambiando placer por un plato de comida para llevarle a sus hijos», precisó Elio Herrera, dirigente de Nuvipa.
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