Madrid convertida en refugio de las inversiones inmobiliarias venezolanas

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EFE/Diego Pérez

Mientras millones de venezolanos libran una batalla diaria en su país por sobrevivir, otros han encontrado un buen refugio para su dinero al otro lado del Atlántico: el mercado de bienes raíces en Madrid.

Durante una caminata por el barrio de Salamanca, uno de los más opulentos de la capital española, Luis Valls-Taberner, un asesor de inversiones en bienes raíces, señaló edificios que habían sido comprados por venezolanos acaudalados en casi todas las calles.

Valls-Taberner no quería identificar a los compradores. Algunas propiedades, dijo, fueron compradas a través de compañías de inversión en Miami o en otros lugares, pero el dinero siempre venía de Venezuela.

El año pasado, los precios de alojamiento en Madrid han subido en un 17 por ciento, el incremento más notable entre las ciudades españolas, que ha aumentado el costo de la vivienda en el centro a los niveles de 2007, antes de que estallara la burbuja de la construcción.

El barrio de Salamanca, con sus tiendas de moda y sus restaurantes, está en el centro del auge, en parte, gracias a los venezolanos ricos. Muchos son opositores de Nicolás Maduro y huyeron de las crisis política y económica en su país. Pero algunos están ligados a su gobierno y quizá se preocupan por su futuro ante las sanciones internacionales y la inestabilidad social.

“Ahora me encuentro algunas veces sentado en restaurantes en Madrid al lado de personas a quienes no me sentiría cómodo de ver en Caracas”, dijo Leopoldo López Gil, padre de Leopoldo López, uno de los líderes de la oposición, en arresto domiciliario en la capital venezolana.

Tan solo en Salamanca, según los cálculos de las compañías de bienes raíces en Madrid, más de 7000 apartamentos de lujo son de venezolanos.

Si bien una parte del dinero de la inversión venezolana proviene de socios del régimen de Maduro, la mayoría pertenece a familias que obtuvieron sus riquezas hace décadas, en una economía cuyo patrimonio principal, el petróleo, se nacionalizó en los años setenta.

“Las grandes fortunas en Venezuela siempre han estado conectadas entre sí y han dependido de tener una buena relación con el Estado”, dijo Rolando Seijas, el fundador venezolano de SNB Capital, una compañía de inversión en Madrid cuyas actividades van desde servicios de seguros hasta una fábrica de componentes electrónicos en el sur de España.

A diferencia de los mexicanos y otros latinoamericanos que ahora invierten en España, agregó, ellos están allí “como supervivientes que saben que probablemente se han quemado las naves”.

De hecho, algunos venezolanos se han convertido en emprendedores exitosos en España: empezaron servicios de entrega, abrieron restaurantes y tiendas o se hicieron cargo de franquicias como Subway, la cadena la estadounidense de comida rápida.

Para huir de la crisis de Venezuela, Andoni Goicoechea abandonó sus estudios de Medicina y se mudó a Madrid, donde fundó Goiko Grill, que ahora opera 44 hamburgueserías en toda España. En junio, una empresa de capital privado controlado por LVMH, el conglomerado francés de lujo, adquirió una participación mayoritaria en el negocio y la valuó en 150 millones de euros.

“La prioridad para los venezolanos era tener una casa aquí, pero ahora se sienten cómodos en España y se están diversificando en otro tipo de negocios”, dijo Valls-Taberner.

Los empresarios venezolanos en el autoexilio mencionan que han alentado a sus compatriotas a que se les unan en España.

“Si vamos a contratar a alguien aquí, siempre estamos buscando a personas de Venezuela”, dijo Jorge Neri, cuyo patrimonio en España incluye Cambio 16, un medio periodístico. “Aun cuando no fuéramos grandes amigos en Caracas, ahora compartimos el sentimiento de haber sufrido la misma tragedia”.

Lo venezolanos no solo han estado comprando inmuebles en España, también los han estado construyendo: en 2017, la familia Cohén, dueña de una de las compañías de bienes raíces más grandes en Venezuela, abrió en las afueras de Madrid el Sambil Outlet, que se promociona como el centro comercial más grande de España.

Los Cohén están entre los venezolanos que se mudaron a España a partir del 2012, justo cuando el gobierno en Madrid se vio obligado a negociar un rescate bancario europeo. El momento les permitió adquirir los bienes españoles a precios bajos: Sambil remplazó un centro comercial que había quebrado durante la crisis financiera.

El grupo Cohén también compró este año un edificio en Salamanca que trasformará en una docena de apartamentos de lujo. Otro de los inversionistas en el centro de Madrid es Miguel Ángel Capriles, familiar de Henrique Capriles, líder político de la oposición en Venezuela.

En medio de la presión internacional contra Maduro, las autoridades españolas han incrementado sus esfuerzos para dar seguimiento a la entrada de dinero venezolano. Es una tarea difícil, según algunos abogados, debido a que los venezolanos acaudalados siempre han movido su dinero en el extranjero para compensar los controles de capital y las fluctuaciones de divisas.

“España tiene la obligación de controlar el influjo de dinero, pero los venezolanos ricos han aprendido desde hace tiempo que sus ahorros tienen que estar en una divisa fuerte, de preferencia en una cuenta en el extranjero”, dijo Juan Carlos Gutiérrez, un abogado venezolano que se mudó a Madrid en diciembre.

Su país es una ruina económica; el hambre es generalizada. La inflación es vertiginosa y se espera se que supere un millón por ciento para finales de año. Los hospitales no tienen medicina ni equipamiento, ni siquiera guantes de látex, publica The New York Times.

Por RAPHAEL MINDER /Madrid