Bonos miseria, dolarización y crucifijos marcaron la oferta electoral del 20M

La opciones para la población dispuesta a votar son escazas

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Por primera vez el tema económico ha marcado una campaña electoral en las últimas dos décadas. Lástima que haya sido en esta tan floja y cuestionada. Tuvo el país que llegar casi al fondo para que los políticos repararán en que no se puede hablar de libertad y democracia sino hay para comer ni para tratarse una enfermedad.

Sin embargo, cuestiono las motivaciones de los candidatos y sus equipos para centrar su discurso en esta vital área. Por supuesto lo hacen por mero oportunismo, porque saben que es lo que ocupa la mente de las personas (electores) durante 24 horas.

Entre bonos para premiar lealtad, dolarización y sopas bajo el signo del crucifijo ha transcurrido la presentación de las respectivas ofertas electorales.

Y también observo que hay que detenerse en el crucifijo del padre del Evangelio Cambia «Papá» como le gusta a Javier Bertucci que le digan sus seguidores en la iglesia. No es la primera vez que un pastor evangélico participa en una contienda en Venezuela, pero sí la primera vez que la incursión genera movimiento real. Lo que sucede es que también cuando la población sufre como ocurre en Venezuela se aferra más a la idea divina de Salvación. Y ese elemento combinado con recursos económicos es una mezcla poderosa.

Independientemente de los resultados de la elección y de todo el cuestionamiento de la misma, creo que Bertucci será políticamente un ganador, al erigirse como una fuerza a la que habrá que tomar en cuenta de mantenerse la tendencia.

De la opción Henri Falcón, rescato las propuestas de su asesor Francisco Rodríguez porque por fin después de muchos años alguien se atrevió a presentar una respuesta concreta ante el descalabro de la economía y esto lo digo dejando de lado las valoraciones sobre la viabilidad de sus ideas o lo populista del carácter de las mismas.

Y con respecto a la oferta del candidato oficial todo esta dicho, se centra en mantener al pueblo medio sobreviviendo a base de bonos miseria. Ninguna aporte, ningún cambio en la política económica se vislumbra pues están convencidos que es la ruta a seguir y punto.

Sobre la decisión de ir o no a votar no profundizo porque le toca a mis colegas del área dar mejores luces al respecto, solo les digo que considero que a pesar de todo, no se debe renunciar al voto. Convicción personalísima.