¿Habrá sorpresas el primero de mayo?

Del proceso de aplanamiento de las instituciones no escapó la clase obrera.

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Casi puedo escuchar un rotundo NO como respuesta colectiva a la pregunta hecha en el título.

Como parte de un guión oficial los venezolanos saben que el Día del Trabajador ha sido escenario constante para anuncios de nuevos ajustes salariales, de bono de alimentación, reforma a la Ley del Trabajo y hasta alguna decisión política de última hora.

Recordemos que el Presidente Maduro se dio a conocer como el «Presidente Obrero», adjetivo sobre el cual seguramente cada uno tendrá sus conclusiones luego de 5 años de gestión.

Conocimos a Maduro en la primera y única discusión tripartita en materia laboral realizada por Hugo Chávez. En algún texto de las leyes olvidadas de la República, se establecía que todos los años se instalara una comisión tripartita (trabajadores, empleadores y gobierno) a inicios del ejercicio con el objetivo de discutir la agenda que llevaría no solo a establecer por consenso el porcentaje del incremento salarial sino a poner sobre la mesa y avanzar sobre otros temas del ámbito laboral pendientes.

No era perfecto, se perdían muchas horas de cobertura periodística pero al sol de hoy debo reconocer que el solo hecho de sentar en una mesa a los distintos sectores del país era un intento democrático.

De esa primera y única discusión en la que recuerdo a Nicolás Maduro pararse delante de las cámaras para declarar sin pedirlo los periodistas, me vienen a la mente los rasgos de una personalidad fija que no le importa mucho si los demás querían o no oírlo, se paraba y hablaba casi por imposición en la antesala al despacho del ministerio del Trabajo.

Después de ese intento por reconocer esta tradición democrática, más nunca hubo otro. Sucedió lo inesperado para los periodistas que hacíamos la fuente, pues a partir de allí la clase obrera comenzó a ser una con el gobierno. Ya no hubo tres patas de la mesa. También para inicios de la gestión de Chávez fue notoria la lucha por exterminar la influencia de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, deseo que se logró luego de muchos golpes y un poco de ayuda de la vida misma.

La representación de los trabajadores que el Estado reconoció a partir de ese momento fue la del buró sindical del partido de gobierno.

Hoy casi 20 años después las caras de ese entonces continúan y solo algunas cruzaron a la oposición.

En todo este proceso perdieron fueron los trabajadores, perdió el país. El aplanamiento institucional no obvió ese eslabón.

Si habrá sorpresas este primero de mayo dependerá del ambiente electoral de esta campaña que avanza. Seguramente no faltará un nuevo ajuste inconsulto que avive aún más la mecha ya ardiente de la hiperinflación.