Promueven ruta del oficio para encarar la crisis

Organizaciones no gubernamentales y alcaldías fomentan el emprendimiento como una respuesta

0
2840

La diáspora no solo lacera el fantasma de la industria nacional, también arrebata el bono demográfico a la ciudad, su población en edad productiva, un grupo etario que define la economía del país y cuyos miembros más inexpertos resienten la estrecha oferta de programas de capacitación técnica y la precaria oferta laboral que los obliga a ejercer actividades por cuenta propia.

Es la mayor secuela de la depresión económica. El despropósito recrudece en un momento en el que la tasa de desempleo asciende a más de 9% y la dependencia global se ubica en 47%, según la Encuesta Sobre Condiciones de Vida. Un dato que descuella de esa lectura de país es la indefensión en la que se encuentra la población entre 15 y 34 años, que representa 69% de los desocupados, arroja el estudio realizado por las universidades Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar, según reseña un trabajo publicado en El Universal.

El trabajo formal, advierte el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, pierde importancia como principal fuente de ingresos en un mercado laboral intervenido por el Estado, con excesivas restricciones y que navega en aguas de inseguridad jurídica. Ante ese panorama sombrío, que contradice los lineamientos de empleo productivo y de calidad propuestos por Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo, existen organizaciones que responden a la población con planes de formación, investidos de cierta urgencia, que buscan capacitar en el menor tiempo posible a jóvenes excluidos del sistema laboral. Se trata, en tiempos de crisis, de una meta ambiciosa que aspira marcar la delantera en tiempo y remuneración en lo que a producción de bienes y servicios respecta.

Entre el abanico de iniciativas que se esfuerzan por capacitar a los caraqueños desempleados en un oficio, destacan la Casa del Lápiz, de la Fundación Arturo Uslar Pietri; el Programa Impulso, de la alcaldía de Chacao, y el Centro de Oficios y Artes de El Hatillo, que aspiran ampliar las oportunidades en un mercado laboral donde 91% de la población está empleada en el sector terciario: comercio y servicios.

En El Hatillo, donde se inició un plan piloto de capacitación en las áreas de plomería, albañilería, electricidad y carpintería, el alcalde Elías Sayegh dice que aspiran desarrollar competencias para insertar a jóvenes desempleados. En esta primera etapa el plan, que dura entre 80 y 120 horas académicas, formará a 25 vecinos de la comunidad de El Calvario.

Quienes promueven iniciativas de esa naturaleza aseguran que es una forma de asistir a hombres, madres solteras y jóvenes empobrecidos; un modo  de ejercitar la solidaridad, más allá de brindar un plato de comida, como lo hacen algunos activistas sociales.

JULIO MATERANO

LEA EL TRABAJO COMPLETO EN EL UNIVERSAL