Maduro aspira a la reelección con todos los indicadores económicos en estado calamitoso

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Nicolás Maduro
Nicolás Maduro

El presidente Nicolás Maduro aspira a ser reelecto para un sexenio adicional en medio de una crisis económica sin precedentes en la historia venezolana, al menos desde el final de las guerras civiles. Por más que algún interesado en la materia busque y rebusque, no hay un solo indicador en este ámbito digno de rescatar en cinco años bajo la conducción del ungido por Hugo Chávez. Quizá sea por eso que las autoridades financieras y monetarias decidieron dejar de publicarlos de forma regular.

Maduro fue electo para suceder al fundador de la autoproclamada Revolución Bolivariana en abril de 2013. Ese año Venezuela lo cerró con una ya preocupante inflación de 56,1%, una de las más altas del mundo. Cuatro años más tarde, a este fenómeno se agregó el temible prefijo «híper» por primera vez en la historia nacional. La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional estima que 2017 terminó con una inflación de 2.616%. Es la más alta del planeta, por mucho. Además, en los primeros tres meses del año hubo un repunte acumulado de 453,7%. Las estimaciones hechas por especialistas dentro y fuera de Venezuela varían, pero casi todas coinciden en que para diciembre habrá una inflación anualizada de cinco o seis dígitos.

El producto interno bruto es otro indicador que ha pasado por una experiencia desastrosa. En 2013 el crecimiento económico se desaceleró, pero aún así hubo un incremento de 1,3%. En cambio, la AN estima que el año pasado hubo una caída de 13,2%. Lo peor es que este fue el cuarto año consecutivo de contracción, y prácticamente todos los cálculos apuntan a que la tendencia no se revertirá en 2018. Recientemente el Fondo Monetario Internacional expresó que para finales de este año la economía venezolana se habrá reducido a la mitad del tamaño que tenía un lustro antes.

En abril de 2013, las reservas internacionales de Venezuela totalizaban 26,4 mil millones de dólares. En cambio, al cierre del mes pasado apenas totalizaban 9,4 millones. El desplome ha sido de alrededor de 64,39%.

En Venezuela, la producción de petróleo es un indicador fundamental debido a que el hidrocarburo se ha vuelto su fuente casi exclusiva de ingreso en divisas. Mientras que en abril de 2013 Pdvsa produjo un promedio de 2,75 millones de barriles diarios, el mes pasado solo bombeó un poco más de 1,5 millones. Es decir, ha habido una caída de 45,45%.

Menos divisas significa sencillamente menor capacidad para importar. Y las compras desde el extranjero se han convertido en el único recurso para compensar la asfixia en que se encuentra el aparato productivo nacional. Mientras que cifras del Banco Mundial reportan que en 2013 las importaciones totales de Venezuela estuvieron valoradas en 44.952 millones de dólares, la firma Ecoanalítica estima que en 2017 cayeron a 11.895 millones. La diferencia es de 73,54%.

Por todos estos problemas, Maduro culpa a una «guerra económica», suerte de plan malvado de sus enemigos internos y externos para hacer fracasar la revolución, mientras augura que tras su reelección comenzará una era de prosperidad y desarrollo. Sin embargo, casi todos los expertos señalan las políticas económicas del propio Gobierno como causantes de la crisis. En el horizonte no hay señales de que el Ejecutivo vaya a enmendar su visión y a introducir reformas urgentes.