Próximo cono monetario podría requerir otra reconversión en menos de un año

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El economista Leonardo Vera advirtió que la reconversión monetaria programada por el Gobierno nacional para el 4 de junio implica numerosos riesgos. «El plazo contemplado para su ejecución luce extremadamente corto, especialmente si se toma en cuneta el proceso de 2008 y las lecciones que ha dejado la fallida introducción de la familia de billetes que entró en vigencia en enero del año pasado. Un nuevo decreto estableciendo nuevas fechas para la implementación de los cambios (una prórroga) no es descartable», apuntó en un reporte de la firma Carpediem Comunicaciones.

El expertó recordó que la última reconversión tomó más de un año en materializarse, dispuso la coexistencia por al menos seis meses de las dos familias de monedas y billetes (la existente y la nueva entonces) y requirió un gran esfuerzo de las autoridades para coordinar con el sector privado la conversión de los sistemas de información y de pesos y medidas. Agregó que la introducción improvisada de las piezas de 2017 de cuan crítico es programar correctamente los cambios en el cono monetario y que a más de de un año de su implementación las últimas piezas no han reemplazado del todo a sus predecesoras.

«Suponer, como hace el decreto que ratifica la medida, que los sistemas de impresión a nivel nacional deben estar listos para expresar precios en las dos denominaciones (‘bolívar fuerte’ y ‘bolívar soberano’) puede ser ilusorio y un tiempo perentorio debe ser más bien estimado para que el público entienda y se familiarice con las nuevas denominaciones», planteó Vera.

Calificó de «temerario» esperar el retiro de la actual familia de billetes en un lapso de nueve semanas. Estima que ello no solo supondría sacar de circulación 19.555 millones de piezas, sino también un enorme desafío para la Casa de la Moneda. Esta, si los próximos billetes serán impresos en el Venezuela, debe importar y procesar los tipos de papel, imprimir las marcas de agua y dar la textura correcta por la particularidad de las tintas y los precintos de seguridad.

«No menos importante resulta la distribución de cada una de las clases de billetes que componen el nuevo cono. La experiencia de 2017 es aleccionadora al respecto. Por haber concentrado la emisión en las piezas de Bs 500 y 1.000 (y no en las de 20.000 y 100.000), el cono ha quedado obsoleto muy rápidamente. En el diseño que el Ejecutivo hasta ahora ha mostrado solo dos clases o denominaciones serían realmente nuevas y superiores en orden de magnitud: las de Bs 200 y 500. Todas las demás corresponden a clases anteriores pero adaptadas por la eliminación de tres ceros. Así, al ritmo que viene imponiendo la inflación, el riesgo de obsolescencia rápida es elevado. Un cálculo llevado a cabo por Alayón y Cunto estima que a una tasa de inflación mensual de 82,5% (promedio registrado para lo que vade 2018), tomaría alrededor de 11,47 meses para que el bolívar soberano requiera la eliminación de tres ceros de nuevo para mantener su poder adquisitivo», alertó.