El Gobierno pide más sacrificios económicos

Parafraseando a Caldera : ¿Cómo pedirle a un pueblo que se inmole por una revolución que no le da de comer?

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Ni un ápice de voluntad de cambio o rectificación se vislumbra en el panorama venezolano. Ya no se trata de percepciones sino de realidades. En todos los escenarios los distintos voceros del Ejecutivo, de las Fuerzas Armadas y de las organizaciones comunitarias piden “más sacrificio”.

19 años después los dirigentes tienen la cara necesaria para exigir que los partidos políticos, los sectores económicos y la población en general se sacrifique por la revolución, por la promesa de una soberanía que solo ha generado mayor pobreza, según artículo de opinión publicada en el portal Venepress.  

Basta  con citar las solicitudes realizadas  la semana pasada para comprobar la tesis que planteo. A la banca privada se le exigió aumentar los créditos como única forma de impulsar el aparato productivo, a pesar de que la teoría y la práctica indican que ese no es el camino, pues traería mayor inflación y comprometería aún más el patrimonio de un sector tan sensible. A los comerciantes se les pide sacrificio  una vez más luego de ser sometidos por decisiones que comprometen sus inversiones; pues como lo expresó el ministro de la Defensa la causa del desabastecimiento es política y punto. A los trabajadores petroleros se les exigió calma y cordura para esperar por un contrato colectivo vencido en octubre que resolverá todas sus necesidades diarias. A los maestros el Presidente les dijo que eran lo primero en el país y que les compensaría el sacrificio que realizaban por los niños de la Patria. Y en la calle, a todos, el mensaje que se transmite desde Miraflores es la exigencia de mayor paciencia y sacrificio porque “tenemos Patria” como dice el ya desgastado lema.

Todos debemos sacrificarnos, pero el gobierno no,  pues pareciera que se consideran como un grupo de ungidos por un poder supranatural, como parte de una Teocracia, el reflejo de Dios en la tierra. Ya no sirve la disciplina de la militancia en un partido o el fervor de  seguir un proyecto de ideología, lo que se requiere es fe ante un dogma que por su misma esencia no admite cuestionamientos.

Un cheque en blanco para un nuevo intento de arreglar la economía, cuando no se percibe ni la voluntad de hacerlo, cuando las medidas anunciadas no se detallan, cuando todo queda en enunciados, en cascarones vacíos. La pregunta a hacer es  ¿En Venezuela existe alguien con capacidad de hacer más sacrificios? ¿Por qué la exigencia no puede ser para la casta gobernante? ¿Por qué ellos no pueden hacer un sacrificio por “su pueblo” cediendo en sus posiciones más recalcitrantes?

El círculo se cierra en esta historia y  me atrevo a parafrasear la pregunta del entonces senador vitalicio Rafael Caldera en la sesión del Congreso del 4 de febrero. ¿Cómo pedirle a un pueblo que se inmole por una revolución que no le da de comer?