Inventarios de supermercados cayeron 50% en el último mes

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Caracas – Aunque la realidad se muestre de manera evidente, el gobierno en todos sus niveles de vocería insiste en que la creciente situación de escasez de alimentos tiene un objetivo político: doblarle el brazo a la revolución.

No existe ni el mínimo indicio de que esto ocurra, pues ni en el discurso ni en la acción se vislumbra una apertura para tomar decisiones que generen confianza y den impulso a un proceso de recuperación de la producción nacional.

Durante más de la mitad de la llamada 5ta República, este problema se resolvió con importaciones. Cada vez que se generaba la escasez puntual de un producto básico, el gobierno recurría a las importaciones pues los ingresos petroleros se lo permitían. Los reclamos de los sectores productivos se iban archivando año tras año así como la advertencia de que llegaría un día en que los niveles de escasez serían inmanejables. 

Y así llegamos a enero de 2018, cuando lo efectos de la recesión y la crisis no se pueden esconder en los anaqueles de mercados y supermercados, el último eslabón en la cadena de comercialización. El principal afectado es el consumidor final, la mayoría de los venezolanos. Cifras del sector revelan que desde el 2015 hasta la fecha el consumo per cápita descendió en 50% y el sector se contrajo en 60%.

Lo que le sucede a los supermercados en la actualidad, ya lo viene viviendo la industria y los productores primarios desde hace más tiempo, recordemos las ya eternas luchas de los cañicultores,  paperos,  etc por conseguir un precio justo para su cosecha, un precio que cubra los costos de producción.

La respuesta del gobierno sigue siendo pedir nuevos sacrificios por el país, se lo exige a la banca así como al más humilde productor de café.

El sector de autoservicios en el país comprende más de 8 mil establecimientos, genera 370 mil puestos de trabajo directos y 560 mil indirectos, los cuales podrían estar en riesgo, así como ha sucedido con los trabajadores de las redes de distribución y comercialización del Estado de los cuales ya pocos se acuerdan (Pdval, Mecral, Bicentenario).