Analistas rechazan aumento de salarios por no mejorar el poder adquisitivo

Después se sucedieron los aumentos del primero de mayo, 1 de julio, 1 de septiembre y 1 de noviembre, todos los cuales han sido objeto de críticas y rechazo porque ninguno de esos montos que han sido elevado han podido alcanzar la inflación, porque la velocidad de esta cada vez es más rauda y, en consecuencia, el poder adquisitivo se ha evaporado.

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El aumento compulsivo del salario mínimo conjuntamente con el valor del bono para alimentación de los trabajadores, decretado por el Presidente Nicolás Maduro el último día del año pasado, no ha alegrado a ninguna de las personas beneficiarias, porque ahogados como estamos en la hiperinflación, ese incremento no servirá de nada para la adquisición de alimentos, que es lo único que se está comprando con los pocos ingresos que tiene la masa laboral. Es inútil, reseñó El Impulso.

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A esta conclusión han llegado representantes de los comerciantes, productores y trabajadores consultados por El Impulso.

REUTERS/Ueslei Marcelino

El jefe del Ejecutivo nacional subió el salario mínimo de 177.507 bolívares en un cuarenta por ciento, para situarlo en 248.510. Al mismo tiempo elevó el bono alimentario de 279.000 a 549.000, para ubicar el llamado salario mínimo integral en 797.510 bolívares.

Es de recordar que este es el sexto aumento del salario mínimo integral en el último año.

Estos incrementos comenzaron el 8 de enero cuando Maduro anunció con efecto retroactivo al primer día del mes y del año que el salario mínimo integral, que hasta entonces era de 90.811 bolívares, lo había ampliado a 104.348 bolívares discriminado en 40.638,15 bolívares como sueldo y 63.720 bolívares por concepto de bono para alimentación.

Después se sucedieron los aumentos del primero de mayo, 1 de julio, 1 de septiembre y 1 de noviembre, todos los cuales han sido objeto de críticas y rechazo porque ninguno de esos montos que han sido elevado han podido alcanzar la inflación, porque la velocidad de esta cada vez es más rauda y, en consecuencia, el poder adquisitivo se ha evaporado.

Más cierres de negocios

Gravísimo es lo que está sucediendo, dijo Rita Betancourt, presidenta de la Cámara de Comercio del estado Lara, al referirse al último decreto de aumento salarial.

Cada vez que se eleva el sueldo de los trabajadores, estos se sienten muy contentos porque consideran que su calidad de vida también mejora; pero, en nuestro país, esa medida lo que trae como consecuencia es más inflación, lo cual significa que de nada le sirve.

REUTERS/Carlos Garcia Rawlins

Los comerciantes, por su parte, recibieron este diciembre el acoso de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos, mejor conocida como Sundee, que sin realizar ningún estudio, evaluación o análisis de las adquisiciones hechas por el gremio comercial, procedió de un tajo a reducir en el 50 por ciento el valor de toda la mercancía que estaba al alcance de los consumidores.

De inmediato, los comerciantes no sólo experimentaron en carne propia la pérdida económica de sus inversiones, sino el malestar que había originado ese organismo en la sociedad, ya que se le achaca a los dueños de los establecimientos la culpa de la inflación cuando esta es generada precisamente por la aplicación de las malas políticas del Ejecutivo nacional, por cuanto no hay producción suficiente en el país y se requiere de importaciones para atender la demanda de los consumidores. Y es de todos conocidos que no hay dólares en el comercio, sino que los mismos están en poder del Estado.

Con la decisión tomada por el Sudee, ahora los comerciantes no tienen dinero para poder reponer sus inventarios y, en consecuencia, han quedado a la deriva.

El Ejecutivo no le importa que el comerciante es el primero que paga impuestos, el primero que se ciñe a las disposiciones gubernamentales y el primero en recibir los coletazos de la inflación desmedida que se ha venido registrando en el país. Definitivamente, no es tomado en cuenta.

Ahora bien, las consecuencias que se están produciendo son preocupante, porque al comerciante tener pérdidas y encontrarse sin posibilidades de recuperarse, no le queda otra salida que cerrar su establecimiento o reducir su nómina de personal, porque no va a disponer de ingresos para pagar los incrementos salariales y de bonificación alimentaria.

Importante es destacar esta situación porque Barquisimeto ha estado considerada como una de las principales plazas comerciales del país y, gracias a esa condición, ha generado empleo permanente a miles de personas.

Si ha habido cierre de empresas industriales por la crisis económica, las políticas mal llevadas por organismos de la administración pública contra el comercio no sólo afectan a este sector, sino a la propia ciudad y a su gente, especialmente a los trabajadores, ya que se está ensanchando el ámbito de la economía informal, que no produce desarrollo alguno, sino que es el escape que tienen las personas para sobrevivir en las calles.

Pérdida del poder adquisitivo

Froilán Barrios, especialista en relaciones industriales y docente de la Universidad Católica Andrés Bello, considera que este sexto aumento de salario en solamente un año constituye un récord mundial por parte de un jefe de Gobierno y, de hecho, un caso insólito en el aspecto laboral.

Pero, hay que observar que esos incrementos, en primer lugar, no han generado poder adquisitivo, que debe ser el objetivo de cualquier incremento en el salario. Además, ha profundizado la miseria en el país porque los trabajadores no pueden satisfacer las necesidades de sus familiares.

En segundo lugar, Maduro se ha convertido en mas flexibilidador del salario, porque este llega a 797.510 bolívares; pero, realmente es de 248.510, ya que el resto es el bono para alimentación. Este beneficio no tiene validez alguna para el pago de vacaciones, utilidades o aguinaldos, ni para cualquier otro tipo de bien que surja del salario total. Es por ello que los trabajadores del país se sintieron frustrados el pasado año cuando les dieron la bonificación de navidad, ya que lo percibido fue muy poco porque el salario establecido fue de 177 mil 507 bolívares.

Cuando apenas el 31 por ciento de lo percibido es salario, se ha producido una flexibilización salarial, que no es otra cosa que una medida neoliberal.

Este régimen ha venido pregonando que lucha contra el neoliberalismo y defender el salario de los trabajadores; pero, es todo lo contrario, ya que la política adoptada por el Presidente de la República atenta contra la clase trabajadora de Venezuela, que cada día se empobrece más y ya está llegando a los niveles de la miseria.

El Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores (Cenda) ha determinado que la canasta básica de bienes y servicios requiere de un monto de 14 millones de bolívares.

Esto quiere decir que para que una familia de cinco personas necesita más de 20 salarios mínimos. Si el índice inflacionario está por encima de 2 mil por ciento al cierre del 2017, los pronósticos indican que este año superará el 3000 por ciento. Lo que nos espera es más hambre y calamidades.

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