La yuca amarga se ha convertido, a escala nacional, en una silente y potencial arma mortal, a pesar de lo cual ocupa uno de los primeros lugares en cuanto a los sustitutos alimenticios del venezolano.
Según informa el diario El Tiempo de Puerto La Cruz, en el estado Anzoátegui su consumo ha cobrado la vida de siete personas en lo que va de 2017. La mayoría de las víctimas han sido niños menores de 5 años.
La crisis alimentaria que vive el país ha obligado a muchas personas a ingerir el peligroso tubérculo, alternativa que cientos de personas han encontrado para paliar el hambre, una realidad que según las recientes encuesta afecta a 30% de la población.
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El primer caso ocurrió el domingo 8 de enero en la población de San Tomé, zona sur de la entidad, donde perdió la vida un niño de 2 años que comió de la yuca que prepararon en su hogar.
Un mes y medio después, en Barcelona, falleció una pequeña de 3 años que consumió la raíz que un tío hurtó de un fundo vecino y se la entregó a su madre para que preparara una sopa.
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Dos días después se registró la muerte de un pequeño de cinco años en la zona sur de la entidad. Desde esa fecha en adelante se contabilizaron otras cuatro muertes para sumar un total de tres en la zona norte y cuatro en el sur del estado.
La mayoría de los casos corresponden a menores de 5 años, a excepción de Ángel Darío Luces Duerto (42), quien falleció el pasado 17 de marzo en El Tigre, además de una adolescente de 14 años que murió en el municipio Sotillo.
Una fuente ligada al hospital Luis Razetti de Barcelona reveló que en lo que va de año han sido atendidas 21 personas intoxicadas por el consumo del tubérculo. Todas fueron dadas de alta tras recibir los cuidados médicos.
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