Legendario hotel Waldorf-Astoria de Nueva York cerrará sus puertas

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Mayoría del edificio será usado para apartamentos y tiendas

Adiós al grandioso hall de entrada art decó y a las celebridades que se podían cruzar en el ascensor: el Waldorf-Astoria, mítico hotel de Nueva York, cierra sus puertas después de 86 años para someterse a una gran renovación.

El Waldorf-Astoria, que abrió el 1 de octubre de 1931 en Park Avenue y la calle 49, en el corazón de Manhattan, ha visto desfilar por sus suites a una lista extraordinaria de personajes del mundo entero: desde Marilyn Monroe a Grace Kelly, además de varios presidentes estadounidenses y decenas de líderes extranjeros que viajaban cada año para la Asamblea General de Naciones Unidas.

Fue en este hotel de más de 1.400 habitaciones, considerado el más grande del mundo cuando fue inaugurado, que se inventó el room service las 24 horas.

Pero ahora, la empresa de seguros china Anbang, que lo compró a la cadena Hilton en 2014 por 1.950 millones de dólares, decidió someterlo a un gran lifting que durará por lo menos dos años y que comenzará el 1 de marzo.

Los planos no han sido divulgados, pero según la prensa local una parte del hotel será transformada en apartamentos de lujo, más rentables, y habrá una serie de tiendas en la planta baja. El espacio dedicado al hotel será reducido considerablemente.

La fachada, registrada desde 1993 en la lista de monumentos emblemáticos de la ciudad, como el edificio Empire State o el puente de Brooklyn, no está en peligro. Pero el interior no está  protegido, y algunos se inquietan por sus tesoros, como la gran sala de baile o el inmenso mosaico de la entrada, realizado por Louis Rigal, pese a las promesas de Anbang de trabajar con expertos en patrimonio.

«Estoy muy, muy triste», dijo a la AFP Donna Karpa, de 70 años, que elige el Waldorf siempre que viene a Nueva York desde Washington, DC.

«Cuando era niña, veníamos cada año en familia, para Navidad: íbamos a ver el espectáculo de las Rockettes (en el Radio City Music Hall) e íbamos a patinar sobre hielo en el Rockefeller Center», recuerda. «¡Es un lugar formidable y la ubicación es maravillosa!»

Pero tanto empleados y clientes admiten que era hora de una modernización.

«Adoro la nostalgia», dijo Ron Ruth, un ingeniero aeronáutico de San Francisco (oeste), que se quedó en el hotel hace unos días para celebrar su aniversario de bodas. «Pero todo es un poco antiguo: la calefacción, la ventilación, ¡y el cuarto de baño es realmente demasiado pequeño para mi esposa!», dijo. AFP