Oropeza: La gente ya está en la calle, y hay que darle direccionalidad política a eso

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Coordinador político de la MUD insiste en que se debe «abrir un hueco electoral»

«No hay reto más épico, mas histórico, más difícil pero más hermoso que lograr que organizar a la gente para que haya una salida electoral en Venezuela», manifestó este lunes el psicólogo social y politólogo Ángel Oropeza, nuevo coordinador del equipo de apoyo político de la Mesa de la Unidad Democrática.

«Si la gente no se expresa por la vía electoral no se va a poder expresar por ninguna  otra forma. Cualquier otra salida que no sea la electoral va a ser la expresión de alguien, pero no de la gente», advirtió, en entrevista para el Circuito Éxitos.

Oropeza refirió que uno de los retos fundamentales que tiene la «nueva MUD» es «subirles el volumen y sacarles punta a los consensos, que existen, y tratar de que lo que separa, que también existe, no impida llegar a un acuerdo lo más pronto posible, sobre todo pensando en la gente, para lograr el cambio político».

Como ejemplo de lo «importante» que es preservar en este momento la unidad de la oposición venezolana, refirió que las últimas encuestas arrojan que si se hicieran hoy las elecciones regionales, la Unidad ganaría al menos 20 de 23 gobernaciones, incluso con relativa facilidad.  «Si fuéramos a esas elecciones con solo dos candidatos, o sea que nos dividiéramos por dos, bajaríamos a ocho gobernaciones. Esto para dar una idea, solo electoralmente, de la importancia de la unidad», precisó.

Aseguró que todas las organizaciones políticas que forman parte de la MUD coinciden en que, una vez cerrada la vía electoral, lo que corresponde hacer es «abrir un hueco electoral para que la gente se manifieste».

«Las diferencias, hasta donde sé, están en cómo lograrlo. Todos queremos llegar a Chacaíto, pero unos piensan que es más rápido ir en Metro y otros creen que se llega más rápido si vamos por la Cota Mil. Lo que tenemos que hacer es ver cómo hacemos para que entre todos decidamos cuál ruta es la más rápida», ejemplificó.

Argumentó que desde el triunfo opositor en las últimas parlamentarias, el país ha cambiado en político al pasar del «autoritarismo competitivo» (nombre consensual que los expertos le daban al modelo originario de Hugo Chávez) a un modelo de autoritarismo hegemónico, o una dictadura de nuevo cuño.

«Las cifras de conflictividad social demuestran que estamos en un país en ebullición, echando chispas por todos lados, pero de manera desagregada, desconectada. El país no está desanimado ni desesperanzado, pero sí altamente confundido porque no ve en su visual perceptual cuál es la hoja de ruta a seguir, cuál es la supuesta salida aunque esta palabra pueda resultar complicada, frente a lo que está pasando», señaló.

«Eso puede llevar al peligro de lo que llamamos resignación o acostumbramiento. El gran riesgo de este año es que tenemos hoy un país muy convulso pero muy confuso y si no les pones pronto, y cuando digo pronto es ayer, una hoja de ruta que diga ‘por allá va la cosa’, eso puede transformarse en dos situaciones igualmente nocivas: una, que decante hacia la violencia o que decante hacia la resignación, hacia el acostumbramiento, y que se diga ‘bueno, cójanse el país, yo ya no puedo hacer nada'», advirtió.

Aclaró que no se trata de llamar a la gente a la calle «porque la gente ya está en la calle». «Lo que hay que hacer es darle direccionalidad política a eso. Es uno de los retos de la Unidad: tratar de estimular que haya una mínima conexión, al menos comunicacional, entre sectores sociales organizados (maestros, médicos, sindicatos, organizaciones populares) para potenciar su acción», concluyó.

Con información de una nota de prensa.